Nadie se queda mirándome más de unos segundos.
Puede que sea eso lo que nos pasa, nos falta tiempo para mirarnos. Hay demasiadas cosas inexplicables a nuestro alrededor: horrores, amenazas, misterios que atraen, y que luego inevitablemente desencantan. Y se regresa a lo previsible y a lo rutinario. El príncipe nunca va a llegar, todo el mundo lo sabe, y , además, quizá la Bella Durmiente esté muerta.
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Mientras fumo.
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