Ella se acuesta en bragas,
lo sé,
hay cosas que no cambian.
Se mueve en la cama,
a veces los dolores del pensamiento
no se calman,
duele el silencio invocado,
duele la ausencia
aunque se pregunte mil veces
cual es la presencia
que nunca lo fue.
Escucha música
pero otras muchas lee,
me lee.
Juega con sus manos,
en la puntas de los dedos tiene aun
palabras que no
se atreve a volver a ver,
es escritora,
no es escritora,
es como Alicia perdida en el nunca
jamás
que no volverá.
El sueño no llega,
se masturba de rabia con recuerdos
que no puede callar.
Le habla a la almohada
como si estuviera en el diván de su
psicóloga y
llora.
Mira por la ventana, llueve,
en Burgos hace mucho frío, más
para una extraña que
para todos los
demás. que están
dormidos.
Imagina cartas que nunca escribió,
el orgullo tiene esas cosas,
la soledad también.
Quiere creer que aun hay poemas
para ella
que le escribo mientras
se cubre de desnudez.
A veces le cuesta dormir, o todas,
y tiene miedo
que sea otra vez una noche que
me extraña,
Ella se acuesta en bragas y no
no sabe todavía
para quien.
Ruben Mangiagli.
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Ella y la noche.
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