Todo estaba escrito en la suerte, el amor y la muerte, sin un vida juntos, con momentos a veces juntos, llenos de esperas y suspiros, de amor entre sabanas ajenas, de domingos en familia de lutos, con hijos, esposa y marido, como una mala carta del destino, un amor prohibido solo consentido por dos, porque la vida es siempre un elección. No supieron elegirse, aunque cuando cortaban las cartas del tarot, siempre salían ellos, juntos, pero no.
Ruben Mangiagli.