Escondo los margenes y las sangrías,
con silencios que no hablan de mí.
Entre palabras queda el
espacio del aire que respiro, suspiros,
pausas a veces llenas de hastío
y otras de esperas
que se hacen puntos suspensivos de
caminos infinitos
que no llevan a ningún sitio.
Si quieres puedes llamarlo ausencia,
o de otra manera con
sinónimos inventados en idiomas y
dialectos que nunca fueron
definitivos,
aunque lo correcto y sin dudas al
respecto, llevan tu nombre
que aunque no lo escriba con tintas
y recuerdos
sabes aún leerlo cuando recuerdas
pronunciarlo junto al mio.
Ruben Mangiagli.
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El silencio de los nombres.
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