Está semana que pasó tuve sensaciones un poco extrañas, casi como certezas, y una muy firme; que me iba a morir.
No soy de contar estos pensamientos, porque aunque soy extrovertido, no cuento publicamente estás ocurrencias.
Algunas cosas de salud, cansancio y problemas puede sean las causas me llevaron a creer eso. Es más una noche al acostarme, pensé, hasta aquí llegué, ya está, no me voy a despertar
Y fue ahí me puse pensar en las cosas me quedarían pendientes por hacer, desde las pequeñas a los sueños. Las cosas no dije, las que no escribí, las verdades a medias, los orgullos que construí y que no tenían razón de ser, los viajes, las promesas, y en lo que todavía mis hijos necesitan de mí.
Y me di cuenta que como siempre creí, no le tengo miedo a la muerte, sino a lo que no iba terminar, Pero desperté por la mañana, y no estuvo mal.
A veces, asomarnos al ablsmo de nuestras vidas sirve, Nos centra y nos damos cuenta que el tiempo se va, pero lo importante es lo que podemos hacer con el que nos queda, y usarlo bien, porque en definitiva cuanto menos cosas dejemos por hacer más fácil será la eternidad si es que existe y sino no importa, cuando llegue el día irnos en paz.
Mañana es lunes, un ibuprofeno, una cerveza y a continuar.
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Mañana, lunes.
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