Dime que me quieres.


.

Dime que me quieres cuando la marea este alta,

en el momento donde
no vea faros ni playa,
cuando mis risas ahoguen mis lagrimas, en el

placer de los gozos
mezclados entre las sabanas.



Dime que me necesitas aun en tus días de mayor

calma, en la serenidad
de la mañana y también

te aseguro que estaré junto a ti cuando estén los

sueños negros, 
pesadillas que te desgarran.



Dime que puedo contar contigo en todas mis

batallas, aunque nosotros
seamos nuestros

enemigos, o en el momento seas mi musa, la

dueña de todos
mis poemas y mi espada.



Dime que me amas cuando invado tu cuerpo y

sin pausas te hago mía y
me entrego rindiendo

mi alma, dilo en mi peores días esos donde te

alejo de mi sin
tener motivos ni causas.



Y si no quieres jamás me digas nada, porque en

cada acto demuestras
tus palabras, cuando callas,

cuando sonríes, y tus manos me tocan creando 
el abecedario que 
recorre la piel de mi espalda.



Ruben Mangiagli



Crucifixión.


.

Me han crucificado tantas veces que

ni los ladrones me quieren a su lado.



Sin público que aplauda mis pasos ,

solo estaba yo y mi fracaso.



No quebraron jamas mis rodillas, ni

me dieron palos, porque no tuve



juicios, ni a Poncio Pilatos que por

mi se lavara sus manos.



He muerto tantas veces crucificado

que los clavos son de la talla de mis



manos, para que sea cada vez más

fácil, y así puedan seguir disfrutando.



Ruben Mangiagli.


Brazos en soledad.


.

Mis brazos no pueden llegar a ti, tanto aire

en el medio me separan que aunque respire

mil años mis manos no te tocaran.



Me pesa no tenerte, en mi mochila llena de

cosas que cargo para vos, intangibles casi

fugaces, están mis letras invisibles.



Sangro soledad en forma de palabras, sin

poder contener las ganas, sin consuelo ni

versos para extrañarte menos.



Somos mar y continente que se rozan en

la orilla, y cada grano de arena es un poco

de mundo que nos aleja.



Te echo de menos, y no encuentro remedio

ni paz, necesito tu aliento, hoy sin ti amor,

siento se va la vida y estoy muriendo.



Ruben Mangiagli.


Caos.


.

Es imposible abstraerse, fugarse y escaparse,

el efecto mariposa reina y planea, deshace y

sangra, lo que pasa en Moscú se refleja en

la sala de mi casa, y me cambia la cara



Todo se está quemando, ardiendo en guerras

mudas e invisibles, sin frentes de batallas, sin

uniformes ni banderas, todos somos enemigos

del otro, cómplices, matamos desarmados.



La discordia reina en las veredas y se vende

en las vidrieras con precios de ofertas, vuelan

pájaros negros, que son cuervos, que criamos

nosotros para poder quitarnos los ojos.



Y seguimos yendo a la plaza, un día con una

pancarta de protesta y al otro con protección

numero cincuenta, nos pasa todo al lado y no

nos damos cuenta, seguimos de juerga.



Pero el tiempo se acaba, el caos esta llamando

a las puertas, alista nuevos miembros día a

día, y los demás deberemos elegir con lo que

queda ser verdugos o victimas sin consciencia.


Ruben Mangiagli





Amor de motel.


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No vivo en tu recuerdo porque tu recuerdo ha muerto,

se quedaron oxidados entres mis costillas partidas que

cuidaron mi corazón de caminos inciertos.



No hay memoria si no se quizó, no la hay sino te

quisieron, solo fueron momentos de moteles perdidos

anónimos con camas de muchos dueños.



Fui poseso de tu cuerpo en tramos de dos horas por

encuentro, compartí tus besos, tus labios cubiertos de

gustos de tu matrimonio viejo..



No quise amarte, evité hacerlo, mucha carne, tentación

deseada por todos, caí en tu conjuro eso si, me enrede

en ti, de esa parte es de la que me arrepiento.



Ni siquiera se porque te escribo este verso, que nace

de haber sido parte de tu vida en secreto, es que amante

no se enamora sirve para otro tiroteo.


Ruben Mangiagli

De rectas y tiempos.


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Las lineas del tiempo me separan de ti,

pero me unen a tus ojos, en el placer de

una mirada, en el éxtasis del deseo de

la carne y la fusión del alma.



Dicen son infinitas, como las partes de

tu piel, pero se cruzan, como los besos

que nos debemos, que perdidos reclaman

su derecho de ser poseídos.



La distancia a ti es exactamente como

la medida de mi amor, sin números ni

cuentas, que duele tanto a veces que el

corazón se hunde en tinieblas.



Pero esta el sol de tu sonrisa, la oración

aun no escrita, que da espereranza en

las mañanas donde mi café se enfriá y

tiñe todas mis poesías.



Lo promesa de amor es divina, no hay

ninguna la supere, y si lo imposible es

milagro, más aun es haberte encontrado

a pesar de las mil manos me tocaron.



Ya no cuenta la estadística, ni las cuentas

ni siquiera la curva de las probabilidades,

yo escribo mi destino, soy dueño de mis

días, y a ti hoy solo te pido,



esperame, ningún tiempo podrá conmigo.


Ruben Mangiagli.




Malparidos.


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Todo lo que he hecho y haré tiene un final certero,

una fecha de caducidad donde seré solo recuerdos.

Pero antes tengo tiempo, para sentir lo que siento,

para el amor que llevo dentro, y vomitar mi odio

sobre las cosas que detesto, para no quedarme sin

aliento cuando grito, peleo y protesto contra los

que se llenan sus bolsillos con mis impuestos y se

cargan el bienestar de los que ponemos huevos.



Tengo aun mis dedos para escribir y contar todas

las injusticias que veo, para no ser cómplice de

silencios. Mis manos fuerte para apretar el cuello

de un violador que rompe la infancia de un niño

en la máxima expresión del desgeneramiento, al

que golpea a una mujer con la excusa de ser el

más fuerte y en su cobardía se siente grande, el

más macho de todo su misero reino. Malparidos.



Me quedan los dientes fuerte para morder el polvo

cuando en nombre del “Estado de Derecho” otros

con porras y armas quieren acallar mis palabras y

en defensa del político corrupto de turno dan palos

a diestra y siniestra sin entender que mi voz y mi

alma también protestan por ellos aunque lleven en

sus pechos la insignia del cuerpo de la armada, y

no entiendan que es el pueblo quien les dio armas.



Y si derramo mi sangre en mi lucha, siendo roja

la tinta con que escribo por seguro no me importa,

prefiero me entierren sin duelos y sin banderas, y

que solo estén los que quiero, por los que peleo ,

Tengo el poder de mis versos y las palabras, mis

manos para la fuerza si son necesarias y mis ideas

que malas o buenas son miás, reventemos todas

las plazas, uno voz mas otra al poder siempre calla.


Ruben Mangiagli




Las lineas de tu cuerpo.


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Voy a partir tu cuerpo en paralelos, que vayan

de tu norte a mi sur, de tu altura a mis pies,

los necesito para saber el recorrido que deben

hacer mis manos, para entender el sentimiento.



Esos paralelos pasaran por el punto exacto de

de la simetría de tus pechos, marcaran la mitad

de tu centro de gravedad , puerto de mis deseos

donde mi barca amarra el sabor de mis besos.



Y por tu espalda servirán para poder bajar a la

mitad de tu cuerpo, y que mis dedos uno a uno

dejen sus huellas en tu piel, que serán sellos de

promesa de amor, y de buenos tiempos.



Y cuando complete el mapa de tu cuerpo, con

meridianos y el ecuador se instale casi pegado

a tu ombligo, borraré todo lo hecho, así tendré

el pretesto de poder dibujarte de nuevo.




Ruben Mangiagli.




Cuerpo y alma.


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Puedo acunarme en tus poemas,
morir en la belleza de tus piernas,
desear tu femineidad completa,


Puedo quedarme en tu mirada, en
los silencios de la distancia, y aun
así no completaría nada de nada.


Quiero, y eso no es negociable ni
en una palabra, conocer tu alma,
y después si, recorrer tu cuerpo...


con  todas mis ganas, sin ansias.


Ruben Mangiagli.




Ruben Mangiagli

Mi no destino.


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Tantos caminos desconciertan, es como adivinar

que día lloverá en Septiembre, o si la muerte y

la vida tienen fechas ciertas para cada uno, como

si hagamos lo que hagamos estaría todo escrito.



No me gusta ese camino, quiero creer que puedo

elegir practicar mi libre albedrío, que no existe

ningún plan divino, que mi hoy es consecuencia

de mi ayer y la semilla de todos mis días a venir.



Prefiero la incertidumbre de la indecisión, y no

creer que haga lo que haga mi destino ya esta

escrito en paginas que yo nunca he leído, y que

alguien decidió mi vida antes de haber nacido.


Voy a enmarcar todos mis errores, que fueron

pintados de colores vivos en mi propio lienzo,

solo mio, aunque todos los demás lo vean de

color negro, grises viejos teñidos de olvidos.


Así que definitivamente reivindico todo lo que

he vivido, me hago cargo, y estoy tranquilo, no

cambiaré al contarlo mi pasado, ni inventaré

hechos vividos, solo soy yo sin ningún destino.


Ruben Mangiagli


Las flores de mi balcón.


.

Las flores de mi balcón sobreviven al tiempo,


pintan mi horizonte de forma mas suave, con


olores de vida en cada rincón.





Algunas mueren, como muere también el


dolor, otras renacen constantes como si el


amor fuera su alimento y motor.





No saben de mis cosas, de mis anhelos ni


si te extraño, si te nombro en las noches


de estrellas sin ocaso.





Son mi intermedio entre mi aquí y mi más


allá, adoran la lluvia de verano y florecen


en inviernos esperanzados.





Son pocas las flores de mi balcón, como


lo son los sueños que aun tengo despierto,


para conservar mi razón.





Alguna quizá lleve tu nombre, o quizá no


igual tú también eres mi horizonte, y ya


sabes soy el tallo que muere en tu flor.





Ruben Mangiagli.



Flores reales de mi balcón.


Fabula.


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He seguido tus pasos. muchos fueron adivinados,

para poder completar tu historia, para participar

en tu memoria.



Y como lobo que acecha su presa, te espere muy

paciente, ansiando tus besos, soñando tu cuerpo,

quieto, esperanzado.



Me has seguido los pasos, sin que yo lo supiera,

mirabas mis días, tejiendo mi presente, recordabas

nuestro pasado.



Y como águila de vuelo alto y solitario, esperabas

tu momento, formando los encuentros, para que

caiga en tus manos.



Nos cruzamos un instante, cazador cazado, fabula

de amor perfecto, buscado e inesperado, caminos

que se encontraron.



Y ya no somos lobo ni pájaro, somos nosotros y

con hechos y palabras, defendemos nuestra vida

espalda contra espalda.





Ruben Mangiagli

El suicida.


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Creo ya marqué el día de mi muerte, un privilegio

que me tomo, no elegí el día que empecé a vivir,

al menos merezco optar en el cual morir.



Me falta aprontar algunas cosas, el como y los

por qué, pensar si se será otro acto de cobardía,

o que al final la valentía afloró en mi piel.



Estoy cansado de mi mismo, de pelear y pelear

contra mi propio ser, asumiendo siempre soy el

lucifer de todos los cielos sin Fe.



Si una bala lleva mi nombre desde el día que he

nacido, es momento de cargarla y que al fin y

de una vez cumpla su cometido.



Podría caer desde un tejado, sentir que volé por

primera vez, como en los sueños de juventud y

que mi muerta responda los por que.



Tirarme debajo de un tren, y por fin el cuerpo

destrozado encaje con mi alma partida en cada

rincón, en cada espacio, en cada pedazo.



Lo único cierto que tengo en esta puta vida es

que puedo elegir el día y que ya lo marqué en

el calendario de papel.



Así que pueden preparar los duelos, los llantos

y los vestidos negros, poniendose las caretas de

piedra y simular a alguien le importé.


Ruben Mangiagli.


Viernes sin ti.


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Estoy buscando los momentos, uno a uno

para que tengas todos por si alguno te debo.


En cada etapa de vida que no estuviste, voy

armando el álbum que recobra recuerdos.




Contándote por donde anduve cuando tú no

estabas, y yo sin saberlo te buscaba.



Voy juntando espacios de tiempo, en fisuras

que se formaron entre mis huesos,



que se quejaban por los pasos que daba en

la dirección opuesta de donde estabas.



Arrastro sonrisas viejas para nuevas alegrías

que iluminen todas tus lunas llenas,


apilando las mañanas cansadas de las noches


de abrazos y caricias aun adeudadas.



Miro mi café y te extraño en este viernes sin

tus ojos oscuros de desvelos, en cada


palabra te añoro, en cada frase escrita que

hoy te nombra, en la música de las


canciones compartidas, que hoy escucho

solo, mientras te pienso y te espero.


Soy feliz en su ausencia y en tu presencia,

porque te siento en mí , en mis manos



que te adivinan, en mi cuerpo que te desea,

y en mi alma gris que solo tú coloreas.



Ruben Mangiagli

Escalando.


.

Recorro el ruedo de tu falda, y disimulo,

como jugando, buscando nuevos rumbos.

Intento respirar mas lento, pero me quedo

sin aliento, pulso que acelera el tiempo.



Mis deseos dominan mis manos, buscan

tus secretos, mil veces descubiertos antes

por mi, pero que en cada ocasión, y en

cada momentos, son ineditos y nuevos.



Recorro con mis labios tu cuello, sigo el

camino elegido antes por los besos,

que fueron dados en noches de vértigo, o

en despertares de eufóricos juegos.



Y me siento afortunado, el héroe de mis

tiempos, el hombre que conquistó todos

tus deseos, y disfruto nuestro encuentro,

feliz como niño cuando sale del colegio.





Ruben Mangiagli

El resto de mi amor.


.

Ven, siéntate, hablemos un poco

con palabras o con la mirada.


Es más el tiempo pasado que el

tiempo que queda,


y no importa lo vivido, si fue

muy bueno y merecido,


o si lo malo pintó los días del

color de la noche negra.


No quiero balances, ni cuentas,

deseo ahora lo nuevo,


lo que llega, improvisando cada

suspiro que me resta,


Tengo algo para ti que nadie ha

tenido antes, disfrutado,


tengo el resto del amor que me

late, que no es poco,


un orgullo de hombre que aun´

sabe te debe casi todo.


Ruben Mangiagli.



Contamos como ceros.


.

Mediana latitud que rige los momentos,

donde las sin respuestas carcomen los

silencios, en la búsqueda de unas frases

que devuelva los respetos, para que la

verdad sea una palabra completa, donde

la estafa pueda ser reclamada.



Cualquiera escribe y opina, todos tienen

ese milagroso derecho, y los demás que

intentamos pensar perdemos, mordiendo

el polvo, acribillados en el cerebro, como

idiotas hemos nacido, idiotas moriremos,

somos la letra muda fuera del alfabeto.



Formadores de opinión que deforman a

crédito, cobrando el peaje del desprecio,

en el anonimato del cobarde, que tira la

piedra y no esconde la mano, se cree tan

impune, tan dueño, que los derechos de

todos son para él la mierda del vertedero.



Harto de tanto cinismo, de tanto acuerdo,

donde mi dignidad equivale a cero, donde

si digo la verdad solo soy portador de un

utópico sueño. Sigamos creyendo estar

vivos, creyendo que es un juego, que más

dá, solo sobrevivimos para estar muertos.



Ruben Mangiagli.






Mi dolor.


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He visto el dolor en todas sus caras,

y sus ojos me miraron fijamente, en

las palabras agotadas de mi padre,

que deseaba morir, en la agonía que

de la miseria de la enfermedad sin

memoria, y la vida es una carga.



Lo sentí cuando en toda la distancia

me dijeron que mi madre no estaba,

que no escucharía jamás sus palabras

que siempre me encontraban en mi

necesidad oculta de no crecer para

poder llorar sin tenerlo que ocultar.



Lo experimenté en el desamor de

ser quien ama y no ser amado, en la

pregunta sin respuesta que si me

amaban tanto yo no podía sentir en

mi corazón lo mismo, asimetria que

dañaba y la verdad que desarmaba.



En la perdida de un amigo, en la

incapacidad de dar consuelo porque

también yo estaba vació, tan vació

que lo oscuro era lo más claro, que

en la noche encontraba misericordia

en la fe, sin Dios y sin abrazos.



Sin embargo soy feliz, porque aun

amo, a mis hijos, a la cantidad de

amigos y a los verdaderos que cuento

con los dedos de una mano, quiero

a lo que tengo y peleo por lo que aun

no tengo, amanece de nuevo, y



ahí esta la mujer de mis deseos, la

dueña de mis letras, la portadora de

mis sueños, la que mitiga el dolor

e instala la sonrisa en mi rostro, y

que sabe en silencio que el dolor y

lo malo de mi vida se aplaca en sus



ojos, y en este verso casi incompleto.


Ruben Mangiagli.








No quieras.


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No quieras decirme como ser, o que hacer,

dejame crear todos los errores y rectificar.

Permiteme amar como me sale, y no como

tu quieras que te ame.

Si mi sonrisa no es fácil, no es que triste ni

que pasen cosas malas, es quizá sea feliz

por dentro, y no necesite ningún gesto.

Mi historia esta plagada de desencuentros,

de peleas sin banderas, y de victorias sin

memorias, por eso prefiero saber la tuya,

escucharte, aprenderte en mis silencios.

Mi mundo es muy pequeño, lleno de cosas

en los rincones, no quieras poner orden,

prefiero te sientes y yo mismo te las muestro.

No quieras que no te quiera como te quiero,

porque no sé hacerlo, y no quieras demostrar

cuanto me quieres, porque no lo necesito, y

si aun así quieres hacerlo, no te compliques,

me lo puedes resumir todo con un beso.


Ruben Mangiagli.



Por tu espalda.


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En tu piel esta tu historia, cada parte

habla de vos, en tus labios que saben

ser el cielo y el infierno, en tus manos

que guardan la memoria de tus actos .



Por tus senos, firmes que invitan a mi

deseo de acariciarlos, medanos- mujer

relieve que marca tu femineidad en el

escote de tu vestido negro y claro.



En tus piernas, ida y vuelta de todos

los caminos, pilares que sostienen las

belleza de tu cuerpo, y que llevan a

tus pies que buscaron mi destino.



Pero en tu espalda está la esencia de

tu alma, blanca, perfecta, donde toda

mi hombría se descarga para mojarte

y muero para poder renacer de nuevo.


Ruben Mangiagli