La noche es breve desde la ventana
de nuestro cuarto aun perfumado,
pero en mí es casi infinita, sin estrellas
sin sonidos, sin crepúsculos esperados.
Te fuiste en silencio, casi como
pidiendo perdón, sintiendo solo
en tu cuerpo cansancio agotador,
peleado con la vida, cómplice del dolor.
Y yo te sigo buscando en cada rincón,
esperando oír tus pasos cortos por la cocina,
preparando la cena, murmurando una canción,
sentada a mi lado, abrazados en el sillón.
Aun escucho tu voz llamando al gato
hablándole, y sonriéndome cuando
yo te decía , pero no vez que no te contesta!
y respondias ronronea, que es mejor!
Me dijiste que siga viviendo, que
me esperarías toda la eternidad,
pero me cuesta tanto mi amor, que
aunque te lo prometí, ya no puedo mas.
Sigo mirando por la ventana,esperando
el tren que me lleve donde vos estas,
ojala sea puntual , para cuidarte...
para no tener que perderte una vez mas.
Ruben Mangiagli
© 2010
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Soledad.
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