Noche.


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Se comprimen mis huesos
y en mis cotillas ya no quedan huecos,

infinita noche donde los
recuerdos caen como lluvia de invierno

que te cala y enfría las
manos hasta casi no sentirlas, pesadilla

despierto donde los
sentidos se agudizan para lastimar más.

Llegar entre sueños
donde nadie se atrevió jamas, destino

incierto y sin ninguna
predicción de donde se va a terminar,

sombras de lo que va
a pasar, simulacro del día quizá llegará.

A veces es mejor
dormir para no despertar, porque así

la maldita realidad no
puede alcanzarte sin tener que claudicar.




Ruben Mangiagli.

© 2013




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