Estoy dispuesto a caminar
las arenas del tiempo,
quemarme los pies
en el intento,
a que mi memoria recuerde cada
instante que fue nuestro,
y mis manos no
olviden
cada caricia que te deben,
las del inviernos
nos conocimos,
las de un febrero que se
quedaron paralizadas
de un adiós,
que me dejo este abismo negro.
No me rindo, no puedo,
ni claudico, prometí
amarte hasta mi
ultimo aliento,
y mis letras lisiadas de un amor
que se quedo intacto
hoy te escriben
sin miedo,
y si el dolor que te
provoqué no tiene
remedio,
aun así te seguiré
esperando,
paciente
en cada rincón de mi infierno.
Ruben Mangiagli
© 2014
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Desde el abismo.
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