Memoria de tiempos pasados que invaden el presente,
presente que evoca recuerdos de deseos adolescentes,
donde lo cercano parecía muy difícil y donde lo mas
difícil, casi utópico, rosando ya lo imposible.
Mágico tiempo que juega con nuestros destinos y sin
nosotros saberlo, cruza de nuevo caminos, en forma
inesperada pero precisa, como mecanismo de un reloj
suizo, alinea planetas y reescribí lo que hemos perdido.
Tantos años sin saber de ti, de como habías crecido,
sin saber eras feliz, si la vida fue amable contigo.
Archivada en la memoria de los tiempos donde nada
importaba, donde la psicodelia de los momentos eran
efímeras, como el humo de los cigarrillos furtivos.
Y un día sin querer te encuentro, y lo que veo es mas
que mis recuerdos, supera en belleza todo lo que he
aprendido, me quedo sin palabra para contarte como
te veo, y me tengo que mover por el territorio de los
instintos, tanteando, para poder hablar contigo.
Pero todo sucedió de repente, como caen los rayos
de una tormenta sin lluvia, marcando todo lo que
vendrá después, y nos quedamos parados inmóviles
respirando casi ahogados, sin alientos con esa cara
de nada, y los cuerpos se desearon con delirio.
Y toda la mujer que eres supero al cuerpo, tu otra
parte la interna, resultó tan deseable como las curvas
perfectas que el tiempo formo en tu piel suave, en
tu pechos perfectos, y resultaste un todo, un nuevo
destino, todo inexplorado, todo deseo, todo divino.
Ruben Mangiagli