Soy como un hijo de la orfandad,
que me hizo crecer en mi propia necesidad
y no hay nada malo en mi, es así como debo estar.
Vivo en una tierra irreal, donde respirar
es como resucitar, donde mi corazón late siendo
totalmente diferente a los de los demás.
El centro de la tierra queda al lado de
mi sillón, y mi infierno personal se esconde
en las sonrisas que jamás podre esbozar.
No me importa si te importa porque
a nadie parezco importar me reciclaron
en el amor sin salvarme matándome una vez más.
Fui educado para ganar y nadie
me enseño que cuando quiero sumar el uno
más uno el resultado es siempre mi puta soledad.
Estoy de nuevo en el extremo de
una carretera que no lleva a ningún lugar
creía que el hogar habitaba donde
los sentimientos suelen estar, y no era
verdad, vivo en las calles sin nombre donde
soy alguien sin ser nadie a quien recordar.
No recuerdo ni una palabra de lo
que solíamos hablar como si mi locura
hoy estaría cubierta de toda mi fragilidad.
Estoy tan lejos de mi, que no me
puedo encontrar y no esta tan mal, porque
prefiero ahogarme en el
humo de un cigarro a volver a creer
que puedo cruzarte, y terminar
siendo dividido por el amor del nunca jamas.
Ruben Mangiagli.
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Extremo.
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