Puedo decirte muchas cosas, algunas que
suenen a prosas, otras
que para cualquier mujer serian impropias.
Mi lenguaje es así,
te hablo con el cuerpo y las manos,
mis labios transmiten besos
que pueden recorrerte de lo alto a lo bajo,
para quedarse en lo profundo y
aprender la memoria de tu boca.
Puede que mi locura alcance mayúsculas
propias, es que cuando te escribo te pienso
e imagino indefectiblemente
sin ropa, para que el mapa de vocabros
marque cada relieve y que la arrugas que
tanto temes se suavicen en los trazos
dibujados con palabras que te invocan.
Diras que cuando recorro tu cuerpo
en un poema te digo cosas que ni tu piensas,
pero como indigno caballero que habito,
es menester sepas, que cada estrofa
de este verso solo es para que abras
tus piernas, para que yo me pierda entre
el gozo de ser tu hombre y el placer
anunciado de morir en los vértices
de tu entrega.
Ruben Mangiagli.
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Vértice.
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