Inquiete las aguas que estaban en mi interior
y los fuegos que me daban calor se apagaron
mezclados en el sin sentido de mi abismo.
Despertaron los demonios callados a gritos.
Es como si hubiera jugado con el tarot y en
todas las cartas estaba yo, único destino de
pasado futuro que me desarmó.
Dejé ser yo mismo, para ser otra versión.
Sentí que no había salvación, que daba igual
recordar lo que pasó, en una memoria donde
lo que era y lo que soy, jamas sucedió.
Nada puede ser igual al día que desapareció.
La noche de pronto fue mi enemiga atroz y
los minutos fracciones de eternidades que
el tiempo sin querer consumió.
Dos instantes en mi mismo cuerpo, sin razón.
El almanaque extravió el día entraste en mi
vida y un circulo sin fin quedo como única
huella del día que no dijimos adiós.
No engañamos al destino, perdimos los dos.
Ruben Mangiagli.
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Inquietud.
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