Ya desfila la historia que unió las historias
y la hizo una sola,
arlequines y guirnaldas bailan felices en
las calles del destino,
del tuyo y el mio,
y somos dueños del mundo , el paraíso
que como infierno
divino invadió las fantasías de los miedos
que se pierden y
entre casualidades
que unieron los hilos, de diferentes colores
como el buen vino,
blanco de sueños y tinto para dar bríos y
fuerza para perder
las noches de olvido.
La celebración del amor hace cuerpo en
los cuerpos,
y mis manos que recorren tus senos luego
te guían a mi sexo
y las bocas siguen
los juegos,
labio sobre labio, beso tras beso robamos
a la muerte el aliento
y estamos más vivos que nunca entre los
gozos y las sombras
que poseemos.
Ruben Mangiagli
© 2013
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