Extraño olor a azufre que rodea
mi cuerpo, impregna
mi alma
como si el infierno fuera
palpable en cada sueño,
ese aroma a jazmín y girasol que
invade la habitación,
la casa y se
desparrama por la ciudad
que duerme en calma,
una mirada real de verde tierra y
carmín que habita labios
y manos,
alas que me acarician y me
elevan,
la siento en mi, es ella quien
conoce mis secretos y
rincones,
el gusto de mis dedos,
la carencia en mis
manos.
lo lúdico que no es un juego en
el tiempo despierta
mis sentidos, mi tacto
deja de hacer mapas
de caminos,
y el sur se hace norte por fin en
los calendarios que
esperaron tanto
besos que
fueron palabras en un amor
casi literario.
Ruben Mangiagli
©2016
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Aromas.
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