Realidad.


.


Caminando por el lado ciego,
clavado en un pared,
mientras la noche roba lo que ya no está 
sigo cayendo a través de ventanas sin cristal,


el suelo resbala de izquierda a derecha
y no puedo recoger los pedazos
de mi mismo y las manos
me buscan pero mi cuerpo
es el de un desconocido
que me resulta algo familiar,

mientras mis fantasmas me rodean y con
una reverencia me susurran,

bienvenido a donde te debes quedar,
la casa del mar frente al nunca jamás,

ya eres una marea de olvidos,
de recuerdos desordenos sin ningún lugar,
ese hombre sin nombre que nadie
quiere recordar.

Me quedo quieto, pero sigues siendo lo
único que no puedo olvidar.

Ruben Mangiagli.

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