La sosobra de la ausencia.


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La luna y la nubes,
la necesidad de escribir nueve números
y un cero,

dioses, lamparas y genios,

el recorrido de cuerpos con
caricias sin dueños,

los sonetos sin rimas que no tienen que
ver con la versos,

paisajes, gente, calles

otras y ellos.

Debo sentir que existen o al menos el
simular los veo,

aunque sean mentiras,
inventos que calman los desvelos, las
ansias

que mitigan un deseo.

Puedo fingir que existe todo, pero no
puedo con vos,

porque sos siempre mi
realidad
de palabras de alma con carne y huesos,

ese puerto que tiene por faro tus
ojos,

y mis manos que son una como barca
entre
las olas cuando

sosobran tu ausencia

y mudas piden ayuda a mil años de
la orilla de tus besos

palpando cada día un trozo partido de
recuerdos.


Ruben Mangiagli

©2015

Ese otro.


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El amor no es sino ese apremio acuciante de sentirse con otro, la necesidad de pensarse con otro, de dejar de padecer la insoportable soledad del que nace y muere solo, buscamos en esa persona no quien el otro es, sino una simple excusa para imaginar que hemos encontrado ese ser que con su corazón es capaz de palpitar en el silencio enloquecedor que media entre los latidos del nuestro.

RM


La rosa de Sant Jordi.


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Hay una rosa,
un libro
entre abierto pero aún no leído,
la distancia
que es como un dragón que no hemos
vencido,

un amor, una flor,
un poema que lleva escondido tu
nombre
y que en mis manos te espera para ser
escrito

con pétalos sobre
tu espalda
y fundirse en este sentimiento entre el
mar, los cielos y la
montaña

para que las rimas
sean una realidad entre el presente y
el mañana,
beso sobre beso, un solo
cuerpo.


Ruben Mangiagli

©2015


Seguir.


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Dicen que no se muere mientras vivas en el recuerdo de otros, que sigues existiendo si pronuncian tu nombre, que si quieres a alguien y la nombras en el silencio recuerdas todo lo bueno que viviste con ella, que puedes hacer de las imagenes letras, quiza sea el momento la nombre y de escribir otro poema por si vuelve a leerlos para que de sus labios escape mi nombre una vez más aunque se pierda entre suspiros en el viento en esta estación sin duelos y ausencias.


RM


Los huecos invisibles.


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Nadie lo nota, no hay síntomas,
diagnósticos o cura,
las manos aun escriben,
los ojos distinguen imágenes,
y la memoria aunque
confusa existe,

pero me duele todo por dentro,
es algo invisible que
recorre mis huesos y se
queda contra mis costillas, en
el punto medio entre
mi coraza y
el deseo.

Abarca integro los arcos en los
ángulos
del tiempo,
mis abrazos que se
quedaron estáticos,
mis pasos que sin destino
desgastan mis zapatos.

Me duele ella, la mujer que no
tengo, que habita
tan en mi, en lo profundo
de mi cuerpo,
aunque yo lo disimule
y mis palabras se cubran
de huecos.


Ruben Mangiagli
©2015


El rey.


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A pesar del tiempo, las nubes
y los cielos,

las estaciones, las lunas y el
ocaso

de los sonidos del silencio,

el rey sigue vivo,
no ha muerto.

Con condenas desmedidas y
sin anuncios,

en el yugo de la guillotina de
las silabas

que una a una cortaron cada
palabra,

en la asonancia de estrofas y
rimas

que no son creadas y poco a
poco se olvidan,

el rey está desnudo en
alma y sin dicha.

Los libros se apilan en pocas
lecturas cautivas,

encerradas en paginas tal cual
celdas vacías,

y entre desiertos húmedos de
lluvias malditas

en su soledad él solo respira,

entre una reina y otras tantas
que lo aspiran

el rey espera para que el
destino no decida.


Ruben Mangiagli
©2105







La ilustración de un no.


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Se anulan los sentimientos, caducan en el tiempo,
es ver por una ventana un huerto que es desierto,
que de tanta arena es la imagen del 
destierro.

La negación de lo posible se palpa en todas partes,
en el aire, entre cada suspiro, en el espacio de las
letras que se hacen sonido.

No es desamor, eso seria algo, al menos
consecuencia
de haber sentido, entonces si se deshace se pierde
pero sino queda nada solo es el no
incrustado en negativo.

Un no breve, contundente que hace del tiempo un
juguete, un no dicho claramente que no
da dudas ni preguntas,

el final de un amor que no perdura, solo queda un
vago recuerdo que no espera, algo no escrito
que no deja ni un nombre entre
todo lo perdido.



Ruben Mangiagli

©2015


También puedo.


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Puedo decirte que desde que no estas
pienso todos los días en vos,

eso no cambió perdura más allá de la
lejanía y el dolor,

Que te quiero igual, siendo y tal cual
era estando los dos.

Sos todas las agujas de mi reloj y el
tiempo que me sobra de amor,

un calendario que empezó un mes de
junio y no se acabó,

al menos en mis letras que te escriben
del derecho y el revés,

entre horas, con el desayuno y el café.

También puedo decirte que una noche
de febrero morí de amor,

pero un mes cualquiera reviví en letras
que conoces y relees

para esperarte aunque no me esperes y
buscarte aun sin verte,

que me importa un carajo si un día me
quisiste mucho

o si ya no me quieres, si tenes un amor
de consuelo

o si decís que ahora tu corazón tiene en
vos otro dueño,

porque nos conocemos y sabemos que
lo que fue nuestro

no lo puede matar el tiempo, solo quedó
dormido

entre todas estas estaciones de olvido y
malos sueños.

Ruben Mangiagli
©2015



Gato.


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Apilo, leo con atraso,
pierdo letras que desaparecen
entre el mediodía y el
ocaso,

mi imagen queda en
las repisas indecisas de párrafos
que son míos y de
otros.

El tiempo no es tirano
solo son agujas que consumen
la vida sin casi
enterarnos.

Extraño como un gato
de una sola vida escribo parte
de mi historia en
una poesía

que cuanta cosas por
todos vividas, el amor, soledad,
imaginando momentos
de felicidad,
si fueron cosas mías
o no pocos lo sabrán quizá ella
lo lea y vea reflejos
que no están,

mientras yo sigo
trepando estanterías esperando
unas letras la vuelvan
a atrapar,

y que se quede
conmigo porque quiere mientras
le escribo un poema
sin final

con la luna
nueva y vieja, mientras bebemos
un té perdidos en una
biblioteca.


Ruben Mangiagli
©2015


Una estrofa.


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Esta estrofa disfrazada
de la mitad
de la mitad,
con estas ganas de
nada
y todas de vos,
y sin embargo
un quizás que cubre un
adíos
como si no nos
hubiéramos perdido

en esta
espera
que es lo unico que nos
quedó,


Ruben Mangiagli


Entre el frío de las estaciones


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Tengo el fin de un otoño vacio de tu presencia que me da vuelta, el invierno que pasó casi sin darme cuenta y esta primavera que llega donde quizá algun girasol floresca, total no cuesta soñar para poder respirar y todo suceda.

RM



Fotos y nubes.


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Al final somos memorias, como fotos que perpetuan momentos que significan todo, entregas o melancólías, en blanco y negro con un tono de sepia cuando las personas se alejan, estaciones de un calendario o de un tren, un aeropuerto de vuelos que se quedan y otros que no se animan a partir y naufragan entre nubes del quizá, pero a veces por instantes somos pura realidad y sumamos otro momento de felicidad.

RM


Cómo, aun, todavía


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Melancolía de tarde y café sin compañía.

Cómo no voy a quererte
si eres lo irreversible en mi,
el destino que no existe pero es palpable.

Cómo ocultar que te quiero
si te me escapas en letras entre
mis dedos con tantas caricias que te debo.

Cómo no extrañarte tanto
si las noches son infinitas sin tus
ojos de verde tierra que ahora no me miran.

Cómo no esperarte si
jamás te fuiste, te quedaste
latiendo en mi pecho mezclada entre versos.

Aun eres mi viceversa,
la parte que no me completa,
el amor de este día que recorre toda mi vida,

la única razón por la que aun escribo poesía.



Ruben Mangiagli


Inequívoco.


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Decís que a veces te cuesta
encontrarte
en mis letras,
que todo es muy subjetivo,
y no quiero que hayas equívocos
en la interpretación
de este escrito,

está claro que hablo de extrañarte por
partes, por ejemplo
tu mirada y tus ojos de
verde tierra, tus cabellos imitando
el vuelo de un cometa
entre las estrellas,

tu cuerpo, la imperfección de
curvas
que te rodean
donde mis manos querían
suicidarse entre caricias, deseos,
y juegos propios de los
dos sin penitencias.

En un acierto pleno de sentimientos y
memoria clavada
en mi pecho, escribir que
aun te quiero y que como te he
querido a vos fue
inédito,

que si te esperé en todas mis
vidas,
puedo seguir
haciendo, porque encontrarte
fue lo mejor en mi
existencia y los hilos siguen
unidos y atados,

aunque vos no quieras o sí, aunque
yo lo quiera o no,
escribimos nuestra mejor
historia de amor
entre gatos, scons con té y
poemas, y

si te quedan dudas aun, impronto tu
nombre,
Victoria,
y me quedo vinculado a esta
poesía como en todas
las demás donde
respirabas

entre cada una de todas
las estrofas
donde sin nombrarte
existís oculta como ese girasol de
junio que me
regalaste entre la mitad
de mi madrugada
y el final de
tu otoño.


Ruben Mangiagli

©2015


Heridas.


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Tengo cicatrices en el cuerpo
algunas de juegos,
otras mejor ni lo cuento,

son como tatuajes de
historias
vividas que por
suerte puedo narrar,

los mapas de mis tiempos, de
los malos, los buenos
y los que no recuerdo.

Pero la más grande se
escapa
a los ojos ajenos,
es la que llevo por
dentro,

me la hizo una mujer que he
querido, que todavía
sigo queriendo,

atraviesa mi corazón
entero
de ambos lados,
no sangra, no se
cura

simplemente permanece así,
una herida mortal pero
sigo viviendo.

Ruben Mangiagli
©2015




El poeta.


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Intento ser un narrador de historias,
por eso entre prosas y estrofas
los profanos
me llaman poeta,

mis letras mezclan
la vivencias de otros con las mías
así disimulo mi dolor
con la ironía.

Algunos las hacen propias y a mi
me sirven para ocultar las
que me quitan el sueño,
esas me desvelan,

las que fueron dichas, las calladas
o las que solo fueron
miradas.

Aun escribo sobre el amor, a veces
como parte de la vida,
otras no,

esperando que alguien recuerde
mis no poesías,

o quizá solo lo haga con la simple
esperanza
que ella alguna vez
sienta la necesidad
de volver a
leerlas,

y que yo pueda dejar de escribirle
por las noches para no
recordarla de
día.

Ruben Mangiagli
©2105







La maga.


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Ella hace magia, podría decir su
nombre, invocarla,
pero prefiero llamarla la maga,

no le importa la distancia,
sabe amarme con palabras que
calman mi alma,

salta el abismo de mis letras y
me espera,
mientras con sus dedos juega
tejiendo

el tiempo sin importarle que las
agujas den vueltas
en las esferas,

Me es fiel a mis ideas,
no le importa las huellas de otras
caricias en mi cuerpo
ni en el de ella,

no pide promesas,
ni sueña mas allá de mis poemas

no teme lo oscuro de mi soledad,
aunque no la entienda,

solo una condición surge
de las necesidades de los ángulos

de su mirada de mujer buena,

si nos cruzamos en esta vida o en
otra, de la forma
que fuera,

que no aparte mis ojos de los suyos
ni suelte la fragilidad
de sus manos

y después que surja el deseo en las
formas que sean.


Ruben Mangiagli
©2015







Besos injustificados.


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Aun tengo tus besos guardados,
esos que te debo,
de los
que tanto hablamos,

puede que mi boca
bese otros
labios, pero no son los mismos
ni tienen mis palabras grabadas
entre
suspiros
de hielo porque te extraño.
Son del color de tus ojos verdes
que mezclan
la tierra
con mi nostalgia tan añeja,
tienen toda nuestra historia día
por día, año tras
año,
son
solo tuyos, no voy a regalarlos,
tienen tu nombre,
mi impronta,
tus curvas y mis manos,
la respiración pegada
de ambos
y pase lo que pase
no lo dudes te serán entregados
y
en ese momento el pasado será
presente
y las justificaciones
se
habrán acabado.


Ruben Mangiagli.
©2015




No sé.


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No sé porqué te quiero si no te tengo, si es una necesidad de mi alma que desconocía, el motivo del dolor de este amor que no cura el tiempo ni la distancia, ésta inmovilidad de mis manos en otros cuerpos, la pertenencia de mis letras al entorno de tu memoria. No sé como decir que aún te espero sin que lo sepas y que no me duela el estómago si te pienso con otro, no sé porqué queriendote tanto no te cuide a mi lado, y lo peor es que no sé para quien vivo porque muero cada noche en mis palabras y despierto sólo perdido en tu olvido.

Ruben Mangiagli.



Cerrar los ojos.


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Son las cinco de la mañana, es tiempo de dormir ya. Intento limpiarme una lagrima, pero va por dentro de mi, son tantas las preguntas, siempre las mismas que no me dejan descansar, trato, pero todos los planetas siguen en tus ojos y por las noches brillan más y me quedo insomne hasta casi la hora de despertar.
Trato.
A las cinco de la tarde me serviste un té y sonreíste, sé que no lo soñé, eso no puede ser, traté de acariciarte y no lo logré, te escapaste otra vez y a la hora de cenar como siempre me quedé solo sin comer y me bebí un café.
Trato...
Entre las cuestiones esa que no supe cuidarte y tienes razón, me pedías que perdone tus celos y el que tenia que disculparse era yo, eran diferentes formas de amarnos, pero siempre fue amor.
Trato...pero.
Las formas inconclusas llenan mi habitación, son de nosotros y fueron de la mitad de uno y el entero que no se completó, sobrevivimos a todo menos a la distancia de los dos.
Trato...pero no.
Extraño tu mirada, tu voz, cada parte de tu cuerpo y todo el mio sin vos y también la luna sigue en tus ojos y no soy sol.
¿ Donde estarás? ¿ Que haces? ¿ Con quien? ¿ alguien te dice que te quiere? Languidece el reloj en el amanecer y no tengo la puta idea de donde está el lugar para los que se quisieron tanto lo vuelven a intentar.
Trato...pero no y no.
El olvido lleva mi nombre en vos y no en mi, es la verdadera asimetría del adiós. ¿ cuanto hace que te fuiste? Un instante o un mes, un año o ayer, ya no lo sé, acomodo tu foto en el aparador, me voy a trabajar, total es solo otro día más que no estás y nada se va acomodar.
Trato...pero no y no puedo olvidarte.
Tengo esta costumbre de quererte sin que me quieras y no lo puedo evitar.

Ruben Mangiagli
©2015