Soy un tango en el exilio
que camina las calles sin saber a donde va
mezcla del gol de Maradona
a los ingleses con la mano, porque con las
trampas sé ganar,
con poeta de nadie que escribe
sobre la vida de los demás para ocultar que
a veces se siente tan sin lugar
que se quedó en la mitad del río mirando el mar,
que no tiene idea para que se fue,
ignorando que extrañar es no olvidar rincones
que solía amar.
Sin poder adivinar que volver
siempre lo iba a desear, que el café del bar no
sería igual, que aunque
me quieran un poco allí y otro poco por acá
mi corazón se volvería a
enamorar de una mujer de ojos verde con un
toque de tierra en su mirar,
que me puede, me atrapa y me sabe esperar,
que el viaje se iba a terminar
exactamente en el mismo punto del que al final
jamas debí escapar,
y sé que ese día pronto va a llegar,
volver a casa y descansar, porque aprendí que
un viajero nunca debe huir para poder olvidar.
Ruben Mangiagli.
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Exilio.
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