Supongamos que hacemos un trato,
que te entrego algo a cambio,
sin protocolos ni nada firmado,
de hombre a hombre que hemos pecado.
Que tienes algo que yo quiero,
y puedes cumplir mis deseos,
que la traes frente a mi por un
momento para poder comerla con mis besos.
Puedo tentarte también,
tantas veces como tú me haz tentando,
ofrecerte todos mis recuerdos
aun los que están archivados u olvidados.
Sé que quieres algo más que
eso, que eres muy duro negociando
que haz reinado sobre la tierra y
que más de una vez sentiste habías ganado.
Pero si me conoces, sabes que
yo también no hago trueques en
vano, bien sabes que mi alma ya la
he entregado en cada instante que espero
para acariciar sus manos,
sentir su tacto sobre mi piel gastada de años,
y que cuando me enamoro
soy un hombre que se entrega en sus actos.
Yo sé más por viejo y tú más
por diablo, así que por esta vez
no pidas demasiado, ni nada
que sea imposible, doloroso o extraordinario
que por mi vida ya
han pasado todos los pecados
que haz imaginado, así que ponla en
mis brazos, y tal vez consigas un buen trato.
Ruben Mangiagli.