Y tuve que sacar todos mis poemas,
a costa de quedarme mudo
ante tu belleza,
y te hablé de como la luna a pesar
de estar sola todas las estrellas
quieren ser como ella,
de como el Sol tarda en esconderse
en las tardes de verano
para verla un rato.
Te conté de mis manos que querían
hacer un dibujo por debajo de
tu escote con tus pecas y
que mi mirada se perdió en tus ojos
de verde tierra y dejé de ser
nube para ser niebla y
poder rodearte mientras caminabas
una mañana de girasoles en
alguna primavera.
Que yo no era de ninguna época y
me quedé en la Edad Media entre
tu falda y tus piernas.
Y la única verdad era que me moría
por comerte esa boca de
princesa,
que no había verso que pudiera con
ella porque tus labios querida mía,
son la literatura entera.
Ruben Mangiagli
© 2013
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Mis poemas.
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