Nací en Buenos Aires
por una parte que se llamaba Palermo,
que por esa época
era solo un barrio,
donde mi padre escucha tangos en una
vieja radio,
tantos marzo pasaron por mi vida
pero todo quedó grabado
como una herencia
de café de amigos
que siempre te dan una mano,
de cigarrillos de consuelo
que quemaban la soledad
de un amor que se espera
pero jamas llegará,
y aprendí la milonga de la vida,
la pelea que es vivir lejos
pero siempre volviendo,
como se vuelve a una mujer que huele
a lluvia de junio,
a baldosas rotas.
a farolas donde se cobran besos
sin demoras,
para escribir la melancolía de sus ojos
de verde tierra que me esperan
y me alejan de la muerte
para saber día a día que todo lo que se
quiere, siempre,
siempre se puede.
Ruben Mangiagli.
© 2013
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Tanto tango.
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