En el color de mis ojos
fueron
ardiendo los errores
y la decepción no me
sorprendió
aunque llegó sin
previo aviso,
ni anunciación,
era como una carta de
amor
que jamas se escribió
y linea tras linea
en borrador
mis labios repitieron
renglón a renglón
los silencios que se
formaron
entre las palabras
que nadie pronunció,
fueron mis propios
abrazos
en mi espalda lo que
confundió
mi mirada en el espejo
que tenia pegada la
imagen de
mi rostro mil veces
cada mañana
y entre los olvidos
forzados de
mi respiración el
aire era de un extraño
hedor
como si la muerte
pudiera
caber en un vaso de
licor.
No, ya no me atrapa
la decepción
porque aprendí a
dejarla sometida entre
cada paso
que doy,
y sonrió
por todo
lo que no tengo y que
nadie jamas me
ofreció.
Ruben Mangiagli.
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Decepción.
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