Me sumergí en los más oscuros
acordes del tiempo
donde los sonidos eran ecos
de los muertos.
Hundí mi barca en el medio
del mar, un día de sol
después de la tempestad
y fui faro que nadie quería ver.
Cambie los colores sangre en
el degrade de mi
bandera, hasta que fue solo
tela de orgullosa
rendición.
Junte el dolor en pedazos e
hice retazos
que jamas pudieron
remendar mi corazón.
Hice de la asonancia blanca
mis versos sin rimas ni
acentos organizados,
solo escribí por escribir.
Y te espere,
¿ Es eso el merito de mi amor ?
Sí.
Porque solo se espera una
vez, una sola vez se encuentra,
y todos lo demás fue ilustrarme
para un día
aprender a querer.
Ruben Mangiagli
© 2014
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Merito.
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