Te regalo mi vida
que ya era tuya aunque no lo sabias,
toda, el resto de
mis días y alguno más que sobreviva,
en ella voy completo,
sin historias malas ni que lastiman.
Si soy sincero
no se me ocurre mejores manos que
las tuyas, esas
que me deben tantas caricias todavía
que si las cuento
las estrellas formarían la luz del día.
Nunca hice esto
y lo sabes bien, soy el mentor de mis
orgullos, un insensato
que hace de la bohemia noches que
se disfrazan en
la poesía para no confesar que soy
tuyo, sin distancias
ni tiempos, en mil infinitos, aunque
no estés conmigo y
te extrañe en este olvido sin olvidos.
Ruben Mangiagli
© 2014
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Todos mis días.
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