Uno, dos, tres
vos me besas, yo te como
a besos,
cuatro, cinco, seis
del derecho y por todo el
revés si
queres, vuelta y
vuelta de labios por toda
la piel y
después nos recorremos
a dedo con la pereza del
tiempo
que se pierde entre las
manos cansadas de tanto
juego,
toda caricia tiene su
duelo cuando se termina
parte
del entierro, aunque
no haya viuda, viudo ni
muertos y
que las cifras sigan
corriendo hasta llegar
al momento
de la fusión de las bocas
con el sexo y seamos dos
números
un seis que mira al cielo
y se asoma por
el infierno y
un nueve que desde el
abismo conoce el
firmamento.
Ruben Mangiagli.
vos me besas, yo te como
a besos,
cuatro, cinco, seis
del derecho y por todo el
revés si
queres, vuelta y
vuelta de labios por toda
la piel y
después nos recorremos
a dedo con la pereza del
tiempo
que se pierde entre las
manos cansadas de tanto
juego,
toda caricia tiene su
duelo cuando se termina
parte
del entierro, aunque
no haya viuda, viudo ni
muertos y
que las cifras sigan
corriendo hasta llegar
al momento
de la fusión de las bocas
con el sexo y seamos dos
números
un seis que mira al cielo
y se asoma por
el infierno y
un nueve que desde el
abismo conoce el
firmamento.
Ruben Mangiagli.
© 2013