Malevaje.
Gato piensa. A él le gusta mucho pensar. Fija la mirada de pasadizos oscuros con destellos de neón y se adentra en su pasado de malevo seductor. Su porte, su elegancia y alguna cicatriz se refleja en los espejos recortados de mi oscura mediatríz y el humo dorado de su puro se enreda con la Luna que sabe de sus andanzas pero se quedó muda; y lo miro, ronroneo, lo busco y lo encuentro. Soy suya, es mío, y esto sí no es cuento.
V.D
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La Historia de Flora y Gatomate XIV
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