Fuego.


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Y un día quemamos todo, cuadros, escritos y poemas, las fotos nos tomábamos, el sillón donde hablábamos que no nunca existió fue el que ardió más rápido,
Esa tarde se quemaron nuestros mejores días, nuestros sueños más profundos, solo se salvaron los gatos.
También el fuego consumió el amor que habíamos conquistado, el tiempo y los años.
Todo. cigarros, botellas, el mantel, el té, poesías imbéciles que narraban como nos habíamos amado.
Creo que fue un domingo, por eso los odio tanto.
El fuego que nos había quemado tanto no dejó nada del pasado.
Dejamos de existir sin ni siquiera decirnos adios, sin un beso, un saludo, un apretón de manos.


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