No creo en Dios, dioses
o milagros,
tampoco
en Santanas, demonios y
sicarios,
todo lo hago yo con mis
manos,
mi cielo vacío, mi infierno
lleno de engaños,
porque
todos tenemos prontuarios,
juicios sin testigos,
condenas por haber amado,
sentencias rápidas
de un adiós temprano.
No somos inocentes,
no somos santos,
tampoco hijos directos del
diablo,
solo somos personas, aunque
a veces olvidemos ser
humanos,
hacemos daño sin querer o
a sabiendas de antemano,
en el medio a veces amamos,
somos buenos,
somos malos,
un péndulo extraño sobre
nuestras cabezas
nos inclina para algún lado,
solo somos hombres y
mujeres
que siempre estaremos solos
acompañados,
una estirpe, un legado, somos
solo un destino
inacabado.
Ruben Mangiagli
©2017