Vivimos en un mundo donde pocos tienen tanto y muchos nada, donde nos prohibimos lo esencial, cómo si pudiéramos vivir sin respirar.
Nacemos del sexo y lo olvidamos, negamos que muchas veces fue por un acto de amor o solo de placer que compartieron dos y seguimos así, le damos nombres e identidad a lo que algunos, no pocos, llaman perversión,
como si hubiera que explicar u ocultar lo que sucede en una cama entre o dos o más.
Creemos que no hay que respetar el amor, que todo pasa y nos volveremos a enamorar, que es fácil olvidar, que te olviden, peleamos por cualquier cosa que parece importar más que defender, jugarse, sacrificarse por amar.
Matan y olvidan que no acaban con una vida nada más, sin darse cuenta que también asesinan los sueños y la vida de otros, que la desgracia de la perdida continuara en otras vidas que mueren un poco también que no olvidan, que solo les queda recordar y nada más.
Vivimos en un mundo donde cada uno es un mundo, millones de mundos caminando sobre un solo mundo. Y no nos damos cuenta que es tan difícil encontrarnos y seguimos caminando.
Me rebelo.
No lo quiero más.
Voy a seguir ayudando sin reclamar, sin pedir nada a cambio, aunque parezca poco siempre será más que los que no hacen los demás.
Si amo y no me aman no voy a dejar de amar, respeto lo que siento, a quien no siente, sé esperar aunque lo que espero no llegue jamás.
Mi sexo es y será `por placer, por amar, con quiera una vida o una noche de casualidad, en mi cama estarán los que elija sin importar la cantidad.
Voy a pelear porque la justicia haga pagar.
Y si tengo que dar 10 vueltas al mundo para buscarte, te voy a volver a encontrar.
Ruben Mangiagli
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Puto mundo.
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