Esos días.


.

Hay días que no siento las manos
que se gastaron en caricias de otros cuerpos,
que se llenaron de memorias
y tactos.

Que mis ojos todo lo vieron, lo bello
lo mediocre y lo malo, la bondad de miradas
olvidadas de otoños en
vano.

Mis letras se repiten como en un
millar de abecedarios de otras lenguas de las
bocas que me han
besado.

Y soy todos y soy nadie, carne,
piel y huesos que se pierden entre reflejos de
espejos gastados y
viejos.

Un hombre que lo han querido
mucho, otro que no pudo amar tanto, agonía
de placeres perdida en la
memoria

de un santo que hizo de esta
soledad perpetua un escritor que espera en el
nunca lo que siempre ha
buscado.




Ruben Mangiagli

© 2014



Your Reply