No sé cómo se comienza una carta de amor, si se debe encabezar , si es necesaria una fecha.
Si el entorno que la acompaña tiene que ser contado, si vale te diga que el día está soleado y mi ventana se inunda con su luz y mi escritorio, tiene como siempre mis cigarros y el café que se enfría mientras escribo.
Acaso pueda servir que te cuente algo trivial, que todo a mi alrededor está bien pero a mi no me lo parece, que te estoy escribiendo porque ahora, desde que no estás, mis días son mas largos.
Pero no sé como se hace para que unas letras contengan el sentimiento, eso me cuesta, no entiendo que unas paginas puedan abarcar tanto, la vida pasó por nuestro lado, y fuimos felices, pero no se quedó, y lo que sigue no es lo mismo, que ya las cosas no tienen esa magia que hacia te encuentre en todas partes, que las farolas de las calles ya no me sirven para contar los días que faltaban para verte, las flores que eran tuyas ahora son de todos pero ninguna mía.
Sabes que no soy un hombre triste, nunca me viste así, pero tampoco te dije que hay veces eso me sucede por dentro.
Podría contarte tantas cosas, somos extraños que nos quedamos habitando los mismos cuerpos y así no puedo.
Quiero que guardes esta carta, es lo ultimo que te pido, para que la leas en algunos años, seguramente ya los sentidos habrán cambiado, el aroma del día sera diferente, el tacto de la hoja con los años también, tus ojos cuando la releas no serán los mismos, pero aun quedara todo el amor sentimos.
Atentamente.
Ruben Mangiagli.
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Carta de amor.
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