Tengo en mis manos ese margen
de error,
la simple elección de quererte
para siempre,
no olvidarte,
que seas como ese jazmín que
renace en cada primavera
sin esperar promesas
ni desenlaces,
que mis dedos sin arte ni oficio
te dibujen en el aire y
luego respirarte
para no extrañarte
en todas las partes, en la
mitad de cada
instante,
o dejarte ir para
que por fin mi corazón descanse.
Ruben Mangiagli.
© 2014
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Margen.
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