Me gustaría tenerte desnuda ahora,
y poder hablarles de tu cuerpo,
de la distancia exacta que hay entre tus senos,.
Contarles de tus piernas,
ese par de tijeras con las que has podado mi
tristeza
y abrazaste mi existencia.
Hablarles de tus manos y de las caricias que
éstas encierran;
de tus ojos y de la paz del cielo que
se mezcla con los míos de
tormenta.
De tus caderas firmes , tu vientre plano;
y de tu sexo, ése eterno manantial de
de deseos.
De tus pies que marcan mis pasos,
tus uñas y cómo dibujan surcos en
mi espalda,
de tu lengua como ágil oponente de mi lengua
Y de toda tú cuando estás desnuda
y me besas.
Me gustaría tenerte ahora, aquí para
no narrarles nada a mis letras que te extrañan
en esta tarde de sábado
de café, palabras y nostalgias mezcladas
en humo
de cigarros que nunca se acaban
y te esperan.
y poder hablarles de tu cuerpo,
de la distancia exacta que hay entre tus senos,.
Contarles de tus piernas,
ese par de tijeras con las que has podado mi
tristeza
y abrazaste mi existencia.
Hablarles de tus manos y de las caricias que
éstas encierran;
de tus ojos y de la paz del cielo que
se mezcla con los míos de
tormenta.
De tus caderas firmes , tu vientre plano;
y de tu sexo, ése eterno manantial de
de deseos.
De tus pies que marcan mis pasos,
tus uñas y cómo dibujan surcos en
mi espalda,
de tu lengua como ágil oponente de mi lengua
Y de toda tú cuando estás desnuda
y me besas.
Me gustaría tenerte ahora, aquí para
no narrarles nada a mis letras que te extrañan
en esta tarde de sábado
de café, palabras y nostalgias mezcladas
en humo
de cigarros que nunca se acaban
y te esperan.
Ruben Mangiagli