Te busco en la palabra,
en el sonido de tu voz, en las fotografías de
los dos,
en los libros que escribiste, en la poesía que
te debo de cada día.
Con esta necesidad que desespera mis huesos,
que me ata a vos desde
la primera noche
que el reloj unió nuestro tiempos,
en los kilómetros de un
viaje para solo tenerte abrazada un momento.
A veces creo que debo rendirme
y decirte que no entiendo vivir sin tus ojos
de cielo
que quiero perderme por tu
espalda y naufragar en el sol de tus cabellos.
Son tantas las veces que te tengo
y te pierdo
que mis dedos ya menguan entre mis manos
por las caricias que te debo
y mi cuerpo me duele de todos los te quiero
que guardo en silencio
que si te los digo todos juntos justificarían
lo que algunos llaman amor
eterno.
en el sonido de tu voz, en las fotografías de
los dos,
en los libros que escribiste, en la poesía que
te debo de cada día.
Con esta necesidad que desespera mis huesos,
que me ata a vos desde
la primera noche
que el reloj unió nuestro tiempos,
en los kilómetros de un
viaje para solo tenerte abrazada un momento.
A veces creo que debo rendirme
y decirte que no entiendo vivir sin tus ojos
de cielo
que quiero perderme por tu
espalda y naufragar en el sol de tus cabellos.
Son tantas las veces que te tengo
y te pierdo
que mis dedos ya menguan entre mis manos
por las caricias que te debo
y mi cuerpo me duele de todos los te quiero
que guardo en silencio
que si te los digo todos juntos justificarían
lo que algunos llaman amor
eterno.
Ruben Mangiagli
© 2014