La comisura de los labios llevan
en si
cada marca de los recuerdos,
son la entrada a la memoria, y
sin cerrojos permiten que
por unos instante alguien nos
invada,
entonces caen las banderas,
los ojos se cierran,
ya no hay cielo ni estrellas,
la luna es solo una quimera
y el corazón se inquieta.
Desconoce la boca el sabor de
esa nueva lengua,
y los sentimientos confundidos
no saben si deben
salir,
si la prisión con barrotes de
esperas por fin debe
liberar el amor que comienza.
Tal vez solo sean labios sobre
labios,
un lenguaje sin palabras nuevas,
efímero tiempo que no deja
huellas,
o puede que
quizá en ese roce sin enterarnos
nuestra
vida nos susurre por dentro
que nos dejemos
llevar,
sin anuncios ni prefijos,
que prolonguemos el beso con
las manos aunque haya
testigos.
Ruben Mangiagli
© 2014
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La comisura de los besos.
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