Y
debería decirte que aun recuerdo la casualidad de haberte conocido,
que no te he olvidado y que no me perdonaría intentarlo, aunque
pudiera no creo me saliera.
Que
me encantaba mirarte, hacerte mía, y que aun lo hago aunque ya no te
vea.
Que
tu cuerpo es la imagen que justificó el arte y adoro tu andar,
cuando vienes o te vas.
Que
no fuiste el amor de mi vida, pero si el amor de mis días, que
sumaste momentos a los míos, y eso pocas lo hicieron pero sin dudas
eras el mejor de todos, la hora elegida que esperaba otra hora.
Que
te quise y te quiero, aunque no seamos lo que queríamos ser, aunque
fuimos lo que teníamos que ser.
Ruben
Mangiagli
©
2014