Por un rato voy a sacarle
la careta
a mis versos,
personalizar mis letras,
porque lo necesito
para sentir que estoy vivo,
y que el poeta desaparezca
entre las estrofas
que quieren historia,
que tienen memoria,
reconocerte,
reconocerme,
admitir lo que sabemos
desde hace tiempo,
olvidar los recorridos de
otros cuerpo,
y desvanecerme en tu
imagen y recrearme.
Que la maldición de la
poesía se pierda entre las
palabras que no riman,
y solo sean susurros en
una noche
donde
mirarte consuma el
abecedario,
los libros, las bibliotecas
y todos los escritos
comiencen con
un te quiero
y los finales jamas sean
olvidos.
Ruben Mangiagli
© 2014
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El olvido de la poesía.
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