He hecho de la vanidad mi mejor
pecado,
me despierto y me adueño de
cada
palmo de mi mundo,
el mismo he creado,
con el café me bebo mis sueños y
espero.
En mi cuerpo caben las almas de
mil muertos que se hacen
letras en el fuego de mi
invierno
y soy el poema que nadie quiere
pero desesperan por
leerlo,
hago todo perfecto, ese es mi
juego,
pero me desintegro cuando miro
mi soledad frente al
espejo,
y solo soy bueno cuando amo y
las respuestas hacen
más preguntas
que oprimen mis sentimientos,
en ese momento,
por querer tanto, mato o muero,
pero sigo vivo,
ese es mi tormento,
tocar los extremos,
sin medir los daños lastiman y
sentir tu mirada
en los momentos te alejas y te
voy perdiendo.
Ruben Mangiagli
© 2014
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Vanidad.
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