Miramos lo mismo pero no vemos igual,
hemos cambiado,
los mismos cuerpos,
las mismas manos y
sin embargo
ya no hablamos,
mueves los labios, eso puedo adivinarlo,
pero ya no te
escucho,
escribo igual pero
diferente y ya casi no
me entiendes.
El tiempo hoy es mas duro, pasan los días,
pesan las tardes,
el amor es eterno,
pero termina de la
noche a la mañana y
somos dos extraños que
no saben que hacer en la misma cama,
final anunciado de
una novela que nunca
supimos terminarla,
el adiós tiene
cinco letras.
palabra corta tan
difícil de pronunciarla que nos llena de
miedo y de nostalgia.
Ruben Mangiagli
© 2014
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Miradas perdidas.
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