Enajeno mi mente en los absurdos limites de mi realidad
 para que mis palabras, esas que tanto amabas, no las puedas
encontrar.
 
 Camino en los bordes de la oscuridad, donde la memoria
 no lastima, se disfraza de recuerdos buenos y puede calmar
 mi ansiedad.
 
 Oculto lo que soy para no ser lo que fui, porque no quiero
 sentir ni expresar, el miedo que me adivines esta noche me
 puede más.
 
 Mutilo mis manos en los silencios que te supiste adueñar
 y entre los huesos de mis costillas se amparan las letras de
 mi soledad.
 
 Ahogado entre mil brazos me quiero salvar, para no pensar
 que todo es tan simple y mortal que se resume en una frase,
 no estas,
 
 y no estarás.
 
Ruben Mangiagli
© 2012
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Enajenación.
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