En mi fragilidad no te puedo ocultar
una debilidad que se enquista y perdura,
como si fuera una fatalidad que se repite
y que gobierna mis manos.
Una sensación que supera mi más
allá, una frontera que bloquea y mata a
la memoria y sin embargo se transforma
para volver a dominar.
Imágenes que me aparecen en todo
y en nada, como si haberte amado hoy
es el castigo del no olvido que parte y
desarma los días sin espera.
Me comprimo en mi cuerpo, en los
limites confusos de mi alma sin alma y
soy un enigma que lleva tu nombre sin
recordar ya como te llamas.
Ruben Mangiagli
© 2012
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Enigma.
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