Abres, cierras, te adueñas,
entro, salgo, me entrego,
me quedo, te quedas,
enredados sin remedio.
Hundido en tu cuerpo,
cansado, satisfecho,
cubierta de mis brazos,
me besas, te abrazo.
Sabana santa como sudario,
testigo único de pecados,
intimidad de dos, juegos
sexo, sudor, tabaco.
Cierras, abres de nuevo
te entregas, me adueño.
Yo pongo la varita y vos
la magia, y que salte el
conejo sobre tu espalda.
Ruben Mangiagli
Archive for 2011
Magia.
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Nexo.
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Momento de placer, unión de cuerpos,
amalgama de sentidos, suspiros y
gemidos,
sexo.
Instantes de comunión, donde yo soy
vos, y vos yo, y los dos solo uno y la
suma da dos,
nexo.
Besos húmedos, lenguas calladas que
están cansadas, sudor en las sabanas,
narcótico vértigo,
anexo.
Sexo, nexo, anexo, tres instantes,
tres momentos, y en el meridiano
de tu cuerpo, al fin yo
muero.
Ruben Mangiagli.
Inocencia.
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De pequeño creía que podía ver duendes y hadas,
que si caminaba entre las plantas allí habitaban,
que las mariposas batían sus alas al ritmo que
ellas marcaban, entre nubes que tenían formas
de las cosas que yo amaba y que todo era eterno,
infinito y cierto.
Creía que la orfandad no existía, que mi mundo
de maravillas todo lo podía, que la amistad era
lo mas importante, que la armonía entre el tu y
el todos era universal, y que los juegos eran el
mejor invento de la humanidad, pero crecí y al
final ya nada era igual.
El bosque de las montañas pasó a ser una jungla
de cemento y metal, los senderos de tierra y
verde pasto se convirtieron en asfaltos que el
agua no deja pasar, el cielo empezó a tener las
nubes de tempestad, me olvide de como jugar,
de conjugar el verbo amar.
Y un día con mis hijos de pronto todo volvía
atrás, las fantasías que tanto quería las tuve
que reinventar, para que el mundo real que hay
en verdad se les demore en llegar, les enseñe a
jugar, caminar en vez de andar, y ellos a mi
de nuevo los verbos a conjugar.
Pero el tiempo pasa, como pasa el viento y
lluvia se seca en un cristal, y los seres mágicos
que me solían habitar de nuevo se escaparon
a no se que lugar, y olvide de como jugar, de
que los sueños se pueden hacer realidad, y me
quede solo, cubierto con mi soledad.
Ruben Mangiagli
Poemario.
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Mi poemario para tí esta vacío, no tiene escritos
ni poemas que se hielan en cada pagina como
en los libros jamas leídos.
No hay sentimientos que contar, ni nada nuevo,
ni nada inedito, y menos aun tiene dibujos que
ilustren las hojas, ni cuentos.
Quizá te resulte extraño que te escriba esto, que
se aleja de una carta de amor, y se acerca mucho
mas a un delirio de sueños.
Pero se perfectamente lo que están escribiendo
mis manos, no están disociadas de mi corazón y
siguen siendo parte de mi cuerpo.
Es que mi mejor poema eres tú, que eres dueña
de mi amor y mis deseos, y todo lo demás que
he escrito querida mía...
son solo prosas que intentaron ser a veces versos.
Anexo de sentimientos.
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No quiero decirte cuanto te quiero,
eso es muy fácil
hacerlo, es como
ver llover cubierto por un techo.
Voy hablarte de lo que siento, de
las vertebras y
espinas que nacieron
en mi cuerpo agotado por el tiempo.
De como mi boca dejó escapar el
aliento cuando
los besos no fueron
besos , sino tan solo pasatiempos.
O de mis manos que escribieron en
pergaminos viejos
palabras que se
perdían
con los primeros vientos.
Y no digo que no haya disfrutado o
sufrido en los
amores que hoy me
son tan
extraños y tan lejanos,
que no escribieron historias en mi
memoria,
amores que he
sentido y
sin embargo los
devoró el pasado.
Es verdad que viví noches quebrado
para que negarlo,
donde el surco de
mi espalda
se doblaba de espanto.
Tan solo quiero cerrar los ojos,
que
mi cuerpo exprese
lo que siento, un
trozo
de tiempo que se vuelve eterno
en el espasmo de mi sexo, y en ese
instante sagrado,
si, decirte
te amo
con los labios apretados.
Todo un camino aprendido que hoy
me pone en tus manos,
duro como
una piedra,
suave como flor de mayo.
Ruben Mangiagli
Darte.
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Doble infinito.
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Buscandote.
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Los amantes.
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caerán en la hojarasca
cuerpos se encuentran al
mujer única, las más
es mejor jamás mirar
Orfandad.
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Estaba la niña mirando por el cristal,
la luna no sabe decirle si esa noche
lloverá, pero ella no quiere preguntar
por la lluvia, sus dudas, sus deseos y
su pesar es si por fin alguien vendrá
por ella, si alguien la buscará.
Miraba la niña por la ventana, sin
ver mas allá, su imaginación volaba
y la situaba en un hogar, junto a una
tasa de leche caliente, a su lado su
mamá, que la había buscado, llorado
hasta el dolor de desesperar.
Y la niña ya no pudo mirar, lagrimas
corrían por su mejilla, lagrimas de sal
que mojaban lo que añoraba y nunca
tuvo jamas, ese abrazo de quien te
quiere y no te dejara, y que un gato ya
no sea su única realidad.
Ruben Mangiagli.
Un deseo.
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Quiero descubrirte en mi vida,
que la magia sea distinta, de
un lugar que no conocemos
del mismo centro del infinito
universo.
Quiero tenerte una vez en
mis brazos, invadir tu cuerpo,
sentir el deseo de lo que no se
tiene, en la fusión de un solo
momento.
Que mis manos de antiguas
poesías, toquen tus senos y
besarte como nadie lo hizo
e imaginar que puedo ser
tu dueño.
Ruben Mangiagli
Reflejo.
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Cuando te reflejas en mis ojos, mi mirada es buena,
en tus manos mi obra tiene el sentido del arte, pero
es cuando te deseo y que mi esencia rosa tu cuerpo
mi alma entiende el concepto del cielo y el infierno,
que se encuentra en tus labios y anida en tus senos.
Ruben Mangiagli
Como un cuento.
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y que vos me queres como te quiero
yo, que la moneda cae de canto, y
la decisión es solamente de los dos,
y entender que la vida es hoy, sin
tu historia, sin mi pasado, y que
todo sea como salido de un cuento
de amor, princesa y sapo que tuvo
suerte de encontrarte sin que lo
sepas vos...
La literatura del amor.
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Logicamente.
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Ruben Mangiagli
Preludio.
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decirte que te quiero, que te deseo.
fe.
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Celos.
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La forma de tu amor.
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Música - poema nro. 3 -
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Déjalo ir.
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Te quiero.
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Soledad partida.
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Querés?
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Estoy.
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200 días.
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Dejame...
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En el espejo.
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Entrega
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Dejarte hilos de saliva en la espalda
casi invisibles,
como rocío de amor,
y que en cada parte lleve en el medio
una palabra de nexo
que solo vos y yo conocemos,
entre beso y beso
que el alfabeto frió e ignorante en
letras pueda formar esa palabra,
en el espacio del deseo anhelado
en la espera del tiempo sin tiempos
en destinos jamas escritos que se
juntaron para ser solo un adverbio
de tiempo, ahora.
También darte otras cosas que
soñaste y algunas inimaginables que
en tus brazos podrían revelarse en los
silencios después del amor consumado
y así y solo así, poder decir en el mudo
nudo que une mi piel con mis huesos,
te quiero
más allá de un momento, más acá de
los inservibles pretéritos.
Ruben Mangiagli
Distancias.
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