Salgo de las sombras, de esas formas difusas que
con el tiempo formé a mi lado, realidades sin
sol de mediodía, abro mi alma para que presientas
mi piel desnuda, llena de tatuajes invisibles que
el tiempo dibujó cargando mi espalda de dolores
sin remedio, de tristeza sin duelo ni tormento.
Dejé de soñarte en mi otoño y sin que me diera
cuenta renombraste el invierno, para poder así
pensarte y que las esperanzas imposibles formen
nuevos tiempos, ¿podré tocarte con mis sentidos
dormidos carcomidos de esperas y vacíos ?
Si solo eres un espejismo, una idea temporal que
juega conmigo, me someto, lo acepto, y si tú
quieres jugamos al juego, eso si, por una vez
acepta mis preguntas, ofreceme las respuestas y
entonces la realidad será sin metáforas, a sangre
roja, palpable, seras real y te entrego mi destino.
Mi amor ya no es más escudo y espada, estoy
harto de ese camino, pelee por todos y por nadie,
olvide las palabras, salté los precipicios y solo
murallas había al final, y yo sin escaleras, me
quede sentado llorando el fracaso y lo perdido.
Duele este amor, como duele la verdad, molesta
como el viento de frente, pero es real, este amor
dio vuelta donde no se desdoblan las esquinas,
se quedo de cartón piedra, para engañar a la vida
camuflado en dureza, no es roca, no es arena.
Solo espero aún seas valiente, que la mujer que
lleva estrellas en su camino, acepte lo que ya
estaba escrito,sin conjuros ni pergaminos, sino
en el destino cruzado de dos errantes cansados,
así que aquí estoy, con las palmas en alto, y
solo bajare mis manos, para que veas me rindo.
Ruben Mangiagli
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Cansada confesión.
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