Vivimos en la negación, en los ríos
secos, disfrazamos sentimientos
en carnavales inventados, para
negarnos,
para no necesitarnos,
Simulamos idiomas para hablar con otros, y
así poder decir los te
Simulamos idiomas para hablar con otros, y
así poder decir los te
quiero, todos esos que no podemos
decirlos, esos que se perdieron.
Inconclusos de médula, nos quedamos invertebrados y quebrados,
partidos al medio en la necesidad
de sabernos, de encontrarnos en la negación como
noche anterior a la crucifixión de nuestros cuerpos,
niego ante ti que te quiero,
de sabernos, de encontrarnos en la negación como
noche anterior a la crucifixión de nuestros cuerpos,
niego ante ti que te quiero,
te niego ante mi y antes todos ,
prefiero la muerte e ir al infierno.
Y sin embargo inventamos dialectos en forma de poesía, que
dicen absolutamente todo, que marcan
la cicatriz infecta de no tenernos, que sangran el
amor innombrable, bastardo y sin nombres, un
simulacro de juicio con condena
la cicatriz infecta de no tenernos, que sangran el
amor innombrable, bastardo y sin nombres, un
simulacro de juicio con condena
anticipada, ya pactada, concluida en la
perpetua y cruel añoranza.
Ya no te niego tres veces, ya no quiero perderte, no voy a hablar
más dialéctos, ni usar caretas en
carnavales de invierno, me pongo de pie ante todo
esto, declaro la victoria de los sentimientos, ya no
puedo más con los silencios, no aguanto
carnavales de invierno, me pongo de pie ante todo
esto, declaro la victoria de los sentimientos, ya no
puedo más con los silencios, no aguanto
morir en ellos, necesito decirte que
aun te quiero, que aun te espero.