Como no quererte? No sé la manera de hacerlo,
porque cuando lo intento muero en tus versos.
Y resucito en el camino de tu espalda, donde
alguna vez mis besos descendieron.
La memoria, bendita aliada a lo largo de mi
vida, me traiciona, me trae tu aroma, y tu
aliento embrujo de mi boca, evoca tus partes
mas intimas, y mi deseo se desboca.
Tranhumo tus imagines y las situó en el tiempo
cambiando los caminos, para formar otros
nuevos, y el conjunto me obedece sabedor de
que lo pendiente deberá ser presente.
Tus manos, tus cabellos, la comisura en tu
barbilla, tus ojos de ensueño, que guardaron
fotograma por fotograma, que tampoco te
permiten olvidarme, y somos los vientos,
Poniente que eres, que me quema y agobia
pero necesario para que mi huerta crezca, y
yo el Pampero de mi tierra, que te hace sentir
como se ama lo que se extraña y se respeta.
Y cuando nos encontramos formamos la más
temida de las tormentas, y nos llovió tanto que
tuvimos que escurrir las almas, y totalmente
agotados, esperar el escampado.
Quizá podamos ser brisa algún día, fresca de
verano, recorrer la playa mirando nuestros
pasos, y que todas las cometas vuelen, y los
pájaros cuenten por fin que nos amamos.
Ruben Mangiagli.
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Los vientos de la memoria.
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