No puedo bajar los peldaños si ya los he subido,
no puedo mirar para abajo sin sentir que he
perdido, sin caerme en el vertido del olvido.
Uno a uno los fui escalando, y en todos tu
nombre estaba grabado, en verbos presentes,
en verbo pasados, salteados.
De granito algunos cuando me enfrentó a tu
negación, de madera cuando te olvidas y te
dejas llevar sin pasajes ni destinos.
Verticalmente los he subido en cada uno de
tus besos, y aun continué cuando de caracol
se volvieron en tus dudas cubiertos.
Seguí siempre tus huellas con la paciencia de
un monje en penitencia, en silencio como el
lobo a su presa.
Toque las nubes , seguí subiendo, aunque y
ya sin remedio esas nubes fueron niebla de
suelo, comencé a subir de nuevo.
Y no me canso de hacerlo, puedo esperar y
en algún momento, en el mismo escalón
tú y yo estaremos de nuevo.
Y ahí juro por Dios, que tu mano ya no la suelto.
Ruben Mangiagli
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Escaleras.
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