El bar del olvido.


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Cae la noche y todo se reinstala, mutaciones físicas
en figuras de hojalata, que hacen a todos los seres
iguales e indiferentes, donde solo tú eres de carne
y sangre viviente, dominas el presente y te adueñas
de las calles que llevan tu nombre, donde camina mi
memoria en los deseos solapados y besos perdidos .

Susurran las criaturas noctambulas palabras buscando
compañía, aunque sea por un rato, por unos minutos
para poder sentir calor en sus cuerpos de inviernos y
olvidarse que alguna vez fueron veranos. Soy y no soy
parte de su mundo, los ratos que me uno a ellos logro
tu olvido, pero ni el licor borra mis versos sumisos.

El café y el cigarro, fieles amigos, hacen menos cruel
la espera, las luces tenues desfiguran las sombras y
en cada rostro te veo, adivinando si aun me amas, si
en las sonrisas ajenas te ocultas para decirme que el
tiempo desparrama momentos y que me necesitas en
tu vida, así amanece entre copas y te vas de nuevo.

Ruben Mangiagli


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