Archive for agosto 2011

Ya sabes como te quiero.


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Mujer, ya sabes como te quiero,

pero no te pertenezco al escribir

un verso, ni cuando invado de

placer tu cuerpo, y los deseos se

alteran en mis manos que van

desde tus pies a tus cabellos.



Tampoco soy tuyo cuando sin

saberlo me sumerjo sin querer

en mis pensamientos, donde mi

mente juega con las palabras y

las imagines son solo vacíos de

profundos agujeros negros.



Ni siquiera cuando te extraño y

mi interior se cubre de añoranzas

aprendidas en las noches de no

tenerte y aun así te tengo, en la

extraña tela de hilos de plata que

nos unen en cielos e infiernos..



Mi piel me limita, los abrazos y

los besos que te rosan, expresan

mi amor, eso es cierto, pero solo

sé que soy tuyo, cuando mi alma

se funde con la tuya, entonces

todo yo soy vos sin las fronteras



que rodean los cuerpos, esencia

sin tiempos, donde te reconozco

en una mañana de invierno y te

aprendo en la linea temporal que

concluye al decirte que te quiero,

susurrandotelo en tus senos.



Ruben Mangiagli.


Escalera de palabras.


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Leer un poema en voz baja

        para que mi alma

grite las ganas y los silencios

      entre cada palabra

sean el nexo en cada suspiro

      cuando te extraño

y te siento, escalera de frases

      que recorre todo

mi cuerpo, para ser sentimiento

      en un día, donde la

distancia duele y yo reescribo

      los versos con mis

manos que buscan tu cuerpo e

     imaginando te toco

puedo añorarte un poco menos

     y termino creyendo

que la tierra nos separa y que

     nos encontraremos si

subimos al cielo,olvidando los

     los peldaños sabiendo

que los miedos son solo miedos.


Ruben Mangiagli




No me digas que no.


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No me digas que no puedo amarte como lo hago,

por más que mis huesos estén cansados, y mis

manos escriban versos gastados, que fueron y

vinieron de amores pasados, pero donde cada

palabra es nueva en su significado, como lo es

cada día que pasa desde que te tengo a mi lado.



Cree en el aire que hay en mí, entre mis costillas,

coraza que me protege de todos y de todo, pero

que no lo hace de mi mismo, y mis peligros son

tantos que a veces te dañan en los espacios donde

me cierro a calicanto, por ese miedo a perder la

paz que tardó en llegar a mí a lo largo de los años.



Permíteme ser yo mismo, sin pretender cambios

porque así tendrás lo mejor, lo inédito y todo lo

que he aprendido en pretéritos pasados, el sol es

sol aunque no podamos mirarlo y la luna siempre

estará aunque no la veamos en los días diáfanos,

soy luz y sombra, arte y desgano, rezo y pecado.



Y aunque te hablen de prontuarios y condenas de

mis amores de antaño, dame el crédito que tengo

y que me he ganado, cuando te contuve y cuide

en tus peores noches de apremios, y te ofrecí mis

manos sin pedirte nada a cambio, porque sabes

que soy sincero cuando resumo todo en un abrazo.


Ruben Mangiagli


Déjame quererte.


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Dejame quererte como te quiero,

de la manera imperfecta que lo

hago cuando me olvido de decir

un te amo en los días donde los

desencuentros vencen a la noche

de placer de sabanas y desvelos.



Cuando la espera del primer beso

quiere ser recuerdo y no un deseo

que nace desde el alma, del cuerpo

que necesita no saberse huérfano

de sabores que se mezclan para ser

memoria de sentidos descubiertos.



En la marea que rige mi sangre, en

el vació lleno de tu nombre, que es

el norte de mis sueños, el Grial que

no es santo, pero es nuestro, donde

la Fe se mezcla con el miedo, y mi

verano hace distinto a tu invierno.



Dejame quererte porque me quieres

sin tener que darlo todo, dejando el

tiempo para crear nuevos versos, y

así casi sin quererlo entiendas lo que

siento cuando te digo te quiero, más

allá de un te amo, cerca de un deseo.



Ruben Mangiagli