Archive for abril 2017

La esquina de la memoria


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Los restos válidos de nuestra memoria se van componiendo de recuerdos que delicadamente vamos seleccionado hasta depositarlos en esquinas que llevan nombres propios, en calles invisibles ladeadas de paisajes que conocimos, algunos con formas de rostros y cuerpos, otras de ríos, mares, montañas y ciudades o quizá algo tan simples como un sonrisa nos regalaron alguna vez y quedan grabados en fotografías intangibles hasta quedarse en la memoria; allí tampoco permanecen inmutables, continúan transformándose junto con los sentimientos que los acompañan, hasta que un día ya no es fácil distinguir la cuota de verdad que hay en ellos.


Poema en la noche de mi corazón.


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Que la poesía no me traicione, 

que no me descubra hasta dejarme
desnuda el alma,
la boca sin besos, mis manos sin palabras.

Que pueda escribir lo que siento,
de lo que tengo y carezco,
con todo lo que he perdido
en cada verso,

de vos sin miedos, sin recuerdos,
con el corazón lleno de tinta
que manche mis dedos,

de girasoles y gatos,
de tus pasos que corren por mi abrazo,

que todos los besos que te
debo se hagan párrafos que puedan
leer tus labios,

y si llega el día que deje de escribir que
sea porque te hiciste
poesía

en la mirada de tus ojos diciéndome:
nunca dejé  amarte,


todavía te sigo esperando.

Ruben Mangiagli.
©2017



Una frase para Victoria.


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Nuestro universo estaba hecho de palabras a destiempo. Carecía de presente, también de futuro.

RM


Con tan poco.


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Así,
en algunas palabras,
con pocas estrofas,

yo
todavía siento que
entre tu boca y la mía,

con
todo en contra, sin un
pronóstico cierto que

aun
es posible lo nuestro.

Ruben Mangiagli
©2017


Las similitudes del revés.


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Se cerraran los acantilados,
el mar será un lago,
el sol saldrá del revés
al atardecer,

la luna ya no será lo que es,
el refugio de los
que aun están enamorados,

la lluvia abrirá nuevos
caminos,
y la sal ya no habitará
lagrimas para
olvidar,

y aun así mi corazón latera
tu nombre,

amarte para siempre quizá
sea esto,

un segundo en la eternidad,

mil cambios que vendrán,

una espera del nunca jamas,

un día cualquiera más otro
más

pintado con mucho tiempo,
barnizado con mi
soledad.

Ruben Mangiagli
©2017


Cuando te mires.


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Recuerda que no quieres recordarme
cuando pienses en mí,
en el momento cierres los ojos y no
tengas otros sueños y
la realidad sean esos besos que son
dados por tus labios
a otra boca, ni mi aliento podrás en
mil años rememorar,
y cuando te mires al espejo, eso si
fíjate lo que ves,
una mujer que aun me ama, aunque
no vuelva a decirlo jamás.

Ruben Mangiagli
©2017



Aún creo.


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Todavía creo que en algún bosque
hay hadas,

y que una tiene tu cara,
que los duendes me esconden las palabras
no me atrevo a pronunciar,
en la magia que todo lo puede y más,
que el verbo amar conjuga nombres
jamás puedes olvidar,
y cuando cierro los ojos, después, veré un
amanecer inédito,
de sol, estrellas y una luna que crece
hasta que mis manos la
puedan tocar,
sí, todavía creo
que algún día en esta vida,
cuando desespere de tanto esperar,
volverás.

Ruben Mangiagli
©2017







Alma.


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Me pregunto donde habita el alma,
la mía, la tuya, la de un
mundo
que a pesar de todo perdura,

si solo es algo imaginamos para
pensar que todo lo que
tocamos
no es vano,

si mis manos a veces la hace
tangible cuando
escribo,
en un caricia inocente o en la

que despierta mis sentidos,

si mi mirada la refleja como esas
veces intuí verla
en tus ojos
en una sonrisa, con tus lagrimas,

en el silencio que hoy cubren tus
palabras,

si hay un cielo que la espera
o un infierno para quemarla,

o si tiene algún valor y puedo
venderla
a cambio de ver solo un instante
más tu mirada.

Ruben Mangiagli
©2107


Aire.


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Ella deslizaba sus dedos sobre las teclas del piano como buscando una nota entre el Fa y el Sol, una que le pueda cantar con su voz.
Él mientras escribía un poema con tinta de besos sobre su espalda,
con palabras que pudieran separar el tiempo del dolor, juntar la distancia con el amor.
Y en un solo instante que solo ellos recordaran, sus almas sin manos se abrazaron para no volver a separarse jamás, y todo el aire fue de los dos porque no necesitan nada más que un suspiro para volver a soñar.

RM


La caída de los lados.


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Y caí
despacio, lento, rápido,

un instante,
un minuto, días, años,

la eternidad,
efímera pasó de largo.

Mi mano derecha casi
tocó un lado,

miré de
cerca el desamor, la

venganza,
el odio y el engaño,

Mi mano izquierda, esa
no uso,

que no sabe
escribir ni de caricias y

de tactos
que siempre olvidamos,

desesperada
sostuvo al amor, la vida,

la esperanza aun
de las letras sangrando,

y el sinfín
del final acabó cuando

comprendí
que todos tenemos esa

opción de
elegir donde aferrarnos.

Ruben Mangiagli
©2017