Archive for mayo 2019

Sin caricias.


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A veces tengo cara de que quien deja sus recuerdos sueltos por la casa. En un vaso de whisky que no terminé, en un papel con un poema que no termino de resolver.
En alguna ocasión los pierdo, no recuerdo donde los dejé, por ahí en las páginas de un libro que acabo de leer.
Y en otras solo soy un recuerdo de otro recuerdo de lo que fui, algo así como un laberinto del que nadie puede salir y se quedan atrapados ahí, como vos sin mí, como yo sin nosotros, una carencia perpetua, un par de manos sueltas que nunca llegan a tocar y olvidan lo que es acariciar.


Ruben Mangiagli


Historia.


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Y un día
te deshacías por mis besos,
Y una noche 
te deshilachaste en mis caricias,
Y tiempo después
te desvaneciste en mi presente,
y volviste a ser
vos, una mujer simple
de nuevo
en otros brazos decentes.

Ruben Mangiagli



Un libro en la estantería.


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"Que nadie sepa que estás allí"
estaba escrito en el libro
Nadie lo sabrá -susurré a las páginas-
y cerré el ejemplar que guardó el secreto un tiempo
apilado junto a otros
en la estantería,
Mientras, por un tiempo
mi locura se calmó, se durmió
en algunos poemas,
en una calle desconocida
que siempre terminaba en la misma esquina.

Hasta que quien sabe porqué,
un día entraste en la librería
y tomaste decidida ese libro,
lo abriste en la misma página
y continuaste leyendo
donde yo lo dejé ...

" Que nadie sepa que estás allí,
porque si el amor te encuentra
tendrá su nombre,
el de ella,
sus ojos de verde tierra donde tus otoños
llegaran algún día
a ver una primavera,
sus manos que saben de letras,
tendrán
las caricias que la vida
te adeuda, de sueños
y verdades que no son ciertas,
Que nadie sepa que estas allí,
arranca esta hoja
para que jamás la lea"

Y nada para bien o mal fue igual,
porque esa es otra historia
de nuestra historia,
la de dos amantes que se quieren
pero que jamás se encuentran.

Ruben Mangiagli.



Las manos, de mi hija y mía.


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Dame tu mano…
Ves?
Ahora todo pesa la mitad…







Una palabra,


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Hay palabras que son azotes,
te doblan la espalda,
parten momentos, huesos y silencios,

Que sorprenden,
detienen el tiempo a las puertas de
cualquier infierno

castigan y abren una brecha dolorosa
que deja un cicatriz en los
adverbios,

¿ Cuando ?
Nunca.
¿Cómo ?
Cuando,

y abren lo terrible pregunta,

¿ Por que ?

Palabras que cambian un presente de
manera irreversible, imposible,
no encajan,

palabras que se quedan para siempre
tatuadas en el alma.

Pero a veces una, solo una,
cura

y con eso basta.

Ruben Mangiagli.


Porque


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Porque la vida es así,
a veces se combina para alumbrar momentos
Instantes después de los cuales nada vuelve a ser como era. Porque no puede.
Porque todo ha cambiado demasiado.
Porque por la piel y por los ojos nos ha entrado algo, alguien, de lo cual nunca vamos a lograr desprendernos.
Porque un día te conocí .

Preludio.


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Todavía te quiero.
Un mal comienzo para un poema
de amor,
un peor final para otra noche
sin vos.
el preludio de otra copa que ya
no tiene efecto
ni sabor,
que ya no borra mi puta memoria
ni anestesia el dolor.

RM


Recordar.


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Que putada es la memoria,
el recordar.
acumular,
a veces sin posibilidad de descartar,
de olvidar,
que sirva para comparar,
añorar lo que ya no está,
que tus manos no puedan negar
las caricias
sabias dar,
que tus ojos siempre miren para atrás
buscando imagines
que no puedes mirar
mientras oyes mil voces diferentes y no
la que deseas escuchar,
esa que rodeaba una sonrisa
con palabras que anunciaban entre
susurros
que la felicidad a veces puede ser real.

Que putada es recordarte
en esta noche como si fuera para
siempre,
para nunca,
mientras la palabra jamás alcanza
toda su inmensidad,

Ruben Mangiagli



Besos de palabras.


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Que tu orgasmo sea la música
de esta pasión,
que nos aleje del dolor
en el borde mismo
donde perdemos la razón,
mientras mis palabras hacen
besos en tus labios,
los de arriba,
los de abajo,
y entre notas digas
mi nombre con
suspiros
como

jamás nadie  me ha nombrado.

Ruben Mangiagli



Lo que no fuimos.


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Al final solo fuimos unas estaciones en el viento,
la única nevada de un invierno.
un suspiro antiguo,
un otoño en Navidad,
lo inconcluso del amor,
un sueño del que no queríamos despertar,
fuimos lo que no fuimos
y eso con todo el tiempo que se perdió en el
tiempo, hoy, ya no se puede cambiar

RM


Madre e hija


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Ellas tienen la misma sangre,
son partes de una en dos,
un universo de estrellas
donde solo juntas
son el sol.

RM


273


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Si crees en la poder de la magia,
puedo hacerte cambiar de parecer
y si necesitas creer en alguien,
da vuelta y mira atrás
cuando vivíamos en un mundo de sueños,
las nubes se nos atravesaron
nos rendimos en un momento de tristeza
y lo tiramos todo.

No me respondas,
no rompas el silencio,
no me dejes ganar,
quédate en tu isla y no me dejes entrar.

Escápate y escóndete de todos
¿puedes cambiar las cosas que nos dijimos e hicimos?

Si crees en la magia
es todo una ilusión.
Así que si necesitas creer en alguien
simplemente finge que soy yo
No basta con que hagamos como si no nos conociéramos
porque yo no puedo dejarte ir
¿O piensas darle la espalda para siempre
a lo que siento por ti?





271.


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Sabía por los libros que las historias de amor más poderosas suelen acabar en tragedia,
pero ni todas las palabras que había escrito Shakespeare en su vida me servían
para describir el dolor que me fracturó el alma al darme cuenta que el amor había muerto antes que nosotros.


270.


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Me dirigí hacia la oscuridad en contra de cualquier instinto.
Rodeado sin poder sentir ni un pedazo de anatomía que confirmara mi existencia, llegué a imaginar cómo desaparecía
entre las hojas de mi propio libro negro
"Que nadie sepa que estás aquí"
leí en voz alta
- Nadie lo sabrá -susurré a las páginas.
y así abrí mis ojos, pero ya no eran las mismas miradas
ni tus manos me sostenían.

Ruben Mangiagli.



Cuadros.


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Hay, en algunos cuadros, mujeres pintadas de espalda a las que no me cuesta nada imaginar su rostro y otras en la vida que aunque mirándolas de frente no puedo ya reconocer su cara.

Ruben Mangiagli.



Un día más.


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Rebelarse al destino,
a la adversidad,
a que lo malo va a perdurar.

En cualquier idioma,
fuck carpen diem, el presente
ya lo tienes,
importa lo que quieres ganar.

Pelear para vencer
aunque pierdas,
y te cueste dos huevos volver
a empezar,

Besar hasta morir
cuando puedas, acariciar
hasta agotarse,

querer a quien
quieras, sin nada que debas
explicar,

y si la mierda te
llega al cuello, joder,
algún día aprendiste a nadar,

trepa, sal, sube,
sacúdete, pégate una ducha
y vuelve a caminar.

al final y al cabo sobreviviste a todo,
a ella, a él, a los demás.

Buenos días,
es lunes, comienza otro día más.

Ruben Mangiagli.


Café amargo.


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Tengo la duda si la
acidez del humor que llevo conmigo
nace en mi mismo corazón,

si oculta las sonrisas que
eran mías y te llevaste sin más,
sin ninguna necesidad,

si mis muecas son risas
que ya nadie
puede escuchar,

si mi café sin azúcar es un síntoma
asintomático de
ninguna enfermedad.

Dicen que los latidos se pueden contar,
uno, dos, tres,
pero me pregunto si se podrán
contar para atrás,
mil, tres, dos, hasta
volver a sentir el
último de los míos que latió
por vos,

en cualquier espacio, en algún lugar y

si esta certeza de quererte
algunos días
y todos también

se terminará en algún verso compuesto
de besos
que me hagan olvidar

que te llevaste todo de mí
incluso mi otra mitad,

esa

donde mis letras desoyen mi estúpida
voluntad
de no volver a escribirte
nunca más

Ruben Mangiagli.



Sombra sobre sombra.


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Miro a mi alrededor,
a veces algo es claro en mi oscuridad
y se ilumina todo
menos mi interior,

Veo mi reflejo,
llevo harapos por ropa pero no importa
si al final solo
cubre
lo que no quiero ver,

tengo tatuajes
que cubren toda mi piel, invisibles pero
tangibles
relieves de todo lo que no sé.

Soy una herida,
una espada hecha de todas las palabras
que corta
mi soledad consentida.

Un sueño de otras,
un deseo perenne de poemas que jamas
quiero volver
a leer.

La consecuencia
de no ser quien quiero ser, alguien que
algún día
puedas volver a querer.

Una historia
inconclusa, la novela sin final, un solo
cuento de no amor
sin acabar,

Soy solo yo,
una sombra de mi sombra que se quedó
del revés
apoyada en una pared,

que te espera casi sin nada que esperar.

Ruben Mangiagli